Lydia-Loveless-Entrevista-2014-Patrick-Crawford-topNo resulta difícil imaginarse a la Lydia Loveless niña haciendo el trasto en la granja familiar, allá en Ohio. Conserva la mirada de pícara, de Huckleberry Finn con trenzas, y la cría deslenguada que lleva dentro nunca pierde ocasión para hacerse oír aunque trate de domesticarla por aquello de la diplomacia. En realidad, no hace tanto de esa infancia; sólo 23 años la contemplan. Con ellos arrastra, no obstante, un bagaje vital y artístico propio de edades bastante más provectas. Punk en el corazón, country en las venas y cicatrices en el alma que manosea hasta darles forma de canción.

Somewhere Else es el tercer larga duración de Lydia. Publicado hace apenas un par de meses, en él la cantautora abandona el purismo de entregas anteriores para dar cancha a una vocación pop que nunca ha ocultado. Es el primer paso hacia la artista en que debería convertirse; la que aparta a un lado los ejercicios de estilo, lo aprendido, el olor a hierba fresca del pueblo natal, y trata de encontrarse a sí misma. Quizá vuelva a casa, quizá no. Lo primero es lo primero: romper las ataduras. En ello está la Loveless.

En el nuevo disco me cuesta encontrar a la chica de ‘Indestructible Machine’, la que se bebía hasta la gasolina. ¿Cansada de la etiqueta ‘cow-punk’?
No sé si lo diría así, pero la verdad es que esa etiqueta era como una losa y tenía que quitármela de encima. Cuando lo hice, llegaron las influencias, la inspiración. Me da igual si algo ‘mola’, si algo es correcto o no, sólo quiero hacer buena música y buenos discos. Esta vez me puse a pensar en qué es lo que hace que un disco sea bueno de verdad, no sólo en canciones concretas que se ajusten a un género. 

Una de las nuevas canciones se titula ‘Chris Isaak’. Sois tal para cual. ¿Qué pasa con vosotros? Guapos, con éxito, tenéis salud… y docenas de canciones sobre corazones rotos.
(Se ríe) Eso es lo que yo siempre pienso de Chris. Lo que pasa es que al final el éxito no puede comprar la felicidad. Además, no creo que nadie llegue a ser verdaderamente feliz nunca. Vamos, yo creo que no. Los que venden esa imagen sólo tienen buenos publicistas. En fin… De todas formas, una canción no siempre tiene por qué hablar de uno mismo. Yo lo que creo es que Chris sabe cómo utilizar el dolor. Pero, entre tú y yo, me consta que su vida amorosa no ha sido precisamente idílica. Y yo no tengo muchos ‘ex’, pero sí que he conocido a un montón de gilipollas. Me gusta explotar mi lado misterioso. 

Me dejas más tranquilo, porque a veces he llegado a pensar que Chris se lo inventaba todo, que era un farsante…
(Risas) No. Bueno, algunas cosas claro que se las inventará. Con toda la influencia que Roy Orbison ha tenido sobre él, o Randy Travis. Sabe cómo sonar triste. Yo odio (lo enfatiza) sus canciones alegres. Seguro que las hace porque hay quien le dice que no puede hacer nada más que canciones tristes. Es una estupidez. Que haga lo que mejor sabe hacer.

Alguien me dijo una vez: “cuando estoy contento me voy a la playa, o con los colegas; no me encierro a escribir canciones”…
Estoy de acuerdo, pero hasta cierto punto. Porque hay veces que estás tan triste que ni siquiera quieres escribir. No quieres hacer nada. Diría que cuando es dolor ‘bueno’, puedo sentarme a escribir. Si estoy deprimida no puedo. Son dos cosas distintas.

El primer disco era puro country. Tenías 17 años. ¿Demasiado joven para imponer tu personalidad?
En realidad cuando escribí esas canciones tenía 15 años, y no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Hay algunas de las que estoy muy orgullosa, pero estaba experimentando. Ni siquiera sabía tocar bien la guitarra. Así que, sí, diría que era demasiado joven para saber cuál era mi sitio. 

Por aquel entonces te acababas de mudar a Columbus. Te convertiste en una punk-rocker. ¿Cómo es que vas y grabas el disco que le habría gustado a tu abuelo?
¡A mi abuelo no le gustó nada el disco! (Carcajadas) Pero yo siempre he sido una punk. Lo era antes de abrazar el country. No sé, igual me he relajado con el tiempo. Hoy en día no siento la necesidad de ir por ahí a toda hostia. 

Lo de Columbus fue una especie de huída. Parece que tuviste una buena infancia allí en la granja, rondando por el bar de tu padre… ¿Aun así sentías que tenías que rebelarte contra algo?
Yo no lo llamaría huida. Nos quedamos sin casa y tuve que mudarme. Pero, de todas formas, tenía muchas cosas contra las que rebelarme. A mí me crió un antiguo católico que se convirtió en presbiteriano y que luego volvió al catolicismo. ¡En un pueblucho de Ohio! (Se parte de risa)

Has comentado lo complicado que es a veces para una mujer encajar en la industria de la música. ¿No es el country una excepción a la regla? Patsy Cline, Dolly Parton, Linda Ronstadt… La lista de mujeres célebres en el country es larguísima…
En realidad no es que crea que es difícil que encajemos en la industria, lo difícil es que se nos dé libertad creativa. Un hombre, creo, lo tiene más fácil para sacar el disco que le dé la gana con total libertad. Nosotras tenemos que ser guapas, cantar de la hostia y pertenecer a un estilo muy concreto. Que de ahí no nos saque nadie. Yo no sé cómo me voy a levantar mañana, así que no puedo trabajar así. No puedo crear así.

Mañana puede darte por hacer un disco de kraut-rock, como a Neil Young…
Hombre, tampoco creo que llegue el día en que cambie mi música tanto que nadie me reconozca. Pero bueno, espero que a no mucho tardar las mujeres estemos en igualdad de condiciones. 

Por cierto, acabo de ojear una lista de los diez mejores cantantes country de todos los tiempos. En la lista masculina el primero es Johnny Cash. En la femenina, Shania Twain… ¿La impugnamos?
¿Te digo la verdad? Yo creo que Shania no tiene nada de malo. Esa lista es absurda, porque la primera tendría que ser Dolly Parton, pero cada cual tiene sus gustos. Quizá hayan hecho la lista fijándose en los discos vendidos. 

No, creo que es una lista confeccionada con los votos del pueblo…
¿Sí? Bueno, de todas formas la gente le echa mierda a Shania porque es comercial, porque es más pop. Pero a mí me encanta la música pop.

Veo que te preguntan mucho por tu feminidad, por tu ‘feminismo’. ¿Crees que a Springsteen le preguntan a menudo por su masculinidad? Algo como: ¿te sientes muy macho últimamente, Bruce?
(Carcajadas) No, me da que no se lo preguntan…

Ya me lo temía. Aunque a ti te gustaban artistas bien ‘femeninas’. Britney, Ace of Base. En parte, fueron ellas quienes te metieron en el cuerpo el gusanillo del show business. Esto me lleva a replantearme si tratar de inculcarle rock and roll o cualquier otro género a un niño alguna vez funciona…
Bueno, a mí me criaron con rock and roll también. La verdad es que no sé si fue un grupo en concreto o un estilo lo que hizo que quisiera dedicarme a esto. Era algo que estaba ahí. Era una opción. 

¿Cuáles son los peligros de tener veintipocos años, ser una artista que gira continuamente, que empieza a tener éxito? La mayoría de la gente de tu edad ni siquiera sabe qué quiere hacer con su vida. ¿Alguna vez piensas en eso que llaman futuro?
Igual dentro de un tiempo cambio de opinión, pero hasta ahora no he detectado grandes peligros en este modo de vida. Y el futuro… Pues esto es lo que se me da bien, es lo que ahora mismo me da de comer, así que trataremos de que siga así por mucho tiempo.

Entonces, no crees que seas más madura que cualquier otro americano de 23 años. ¡Si hasta te has casado!
Igual sí soy más madura. Aunque sigo siendo medio idiota… (Risas) 

Un poeta español escribió: “Que la vida iba en serio, eso lo empieza uno a comprender más tarde. Yo, como todos los jóvenes, vine a llevarme el mundo por delante”. ¿Y tú? ¿Quieres llevarte el mundo por delante? ¿O siempre supiste que la vida iba en serio? ¿O mejor nos dejamos de tanto comecoco y nos pedimos una pizza?
¡Lo de la pizza me encantaría! (Carcajadas) Yo constantemente trato de encontrar un equilibrio entre tomarte las cosas demasiado en serio y ser un poco más despreocupada. Eso ayuda. Y no tengo ninguna intención de llevarme el mundo por delante, más bien me gustaría escapar de él.

Aquí va una afirmación de europeo arrogante que subestima el nivel cultural de los americanos: ‘Verlaine shot Rimbaud’ no parece el tipo de canción que escribiría una chica criada en una granja de Ohio…
¡Sí que eres arrogante! (Carcajadas) 

Te lo he avisado… Dime, ¿cuáles son los clichés que deberíamos quitarnos de la cabeza al otro lado del charco respecto a Estados Unidos?
Es que este es un país muy grande, ¡con bibliotecas enormes! (Risas) A nosotros nos educaron nuestros padres. Yo estudiaba en casa, así que tiendo a ser autodidacta en todo. Quizá si hubiera ido al colegio, en el pueblo donde crecí, ahora no hablaríamos de Rimbaud. No sé… Hay tantas culturas diferentes en este país. A mí lo de Rimbaud me viene por Richard Hell, que creció en Lexington, Kentucky. Nunca sabes quién puede enseñarte algo interesante. ¡Ah, y no estamos todos gordos! (Risas)

Hemos mencionado el título de tu anterior disco, ‘Indestructible Machine’. ¿Es la misma máquina que Woody Guthrie utilizaba para matar fascistas? Es más, ¿se puede matar fascistas con una guitarra?
Eso era una referencia irónica al alcoholismo. Pero los fascistas siempre se harán notar. Siempre se inventan alguna gilipollez para hacerlo. 

Hablando de Guthrie. Creo que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que Steve Earle, al que también le dedicaste un tema, es el músico contemporáneo que mejor porta la antorcha de Woody, de Pete Seeger y de otros ‘peleones’. Hay quien dice que los músicos no deberían meterse en política. ¿Qué opinas? ¿Crees en Bono?
(Se ríe) Bueno, creo en Bono… Pero eso no quiere decir que le respete, eh. Yo creo que si un músico es sincero y hace lo que hace porque cree estar haciendo algo bueno, entonces genial. Siempre que no sean unos bocazas hipócritas. Ya sabes, ¡enséñame la pasta! 

Hablemos un poco de ti, que sé que te encanta. Dices que te intimida más una reunión con periodistas que una audiencia de 5.000 personas. No eres la única. ¿A qué se debe eso? ¿Hay alguien más expuesto a la gente que un músico encima del escenario? Pueden salir mal tantas cosas…
Amo tocar, y me da igual si algo no sale bien. Cuando estoy ahí arriba sé que la gente ha venido a verme, y si la cago pues paso a otra cosa y me río de mí misma. En las entrevistas sólo tienes una oportunidad para expresar lo que quieres decir, hay cierta presión, y luego puede que editen tus respuestas y acabe pareciendo que has dicho lo contrario de lo que dijiste. La música es pasión, y vida, y creatividad… Nunca dije que fuera una gran oradora, como los políticos. Con el tiempo me desenvuelvo mejor en las entrevistas, pero yo estoy aquí para tocar, no para hablar.

Pero no sé qué es lo que te impone tanto respeto. Acabo de leer un tweet tuyo cerrándole la boca a un crítico. Uno que pensaba que Rimbaud era una mujer, por cierto. Admítelo, tú tienes tu lado bocazas.
No te creas, porque si de verdad hablara de todo lo que me toca las narices, entonces sí que sería una bocazas increíble. Sé en qué jardines no tengo que meterme. Lo que pasa es que si se va a respetar más a un blogger que a mí… A un blogger que ni siquiera tendría trabajo si no fuera por la música, la música que hacemos gente como yo. Un tío que saca mis palabras de contexto… Pues ahí sí tengo que saltar y decir algo.

Lo que está claro es que si un artista osa poner en duda la opinión de Pitchfork no debe preocuparle mucho eso de ser ‘trendy’. ¿Leías prensa musical antes de convertirte en músico profesional? ¿Ha cambiado tu perspectiva del mundillo?
Sí que leía, y tengo que admitir que mi punto de vista ha cambiado. Me gustaría ver a los periodistas quitándole hierro a ciertas cuestiones y disfrutando más de la música en vez de sobre-analizarlo todo y meterse en trifulcas personales con los artistas. 

Cuando tus mayores, June Carter, Wanda Jackson, Loretta, empezaron en esto y tuvieron sus primeros hits probablemente pensaran que podrían sacar adelante una carrera larga y fructífera. Ahora la mayoría de los artistas se desvanecen en menos de cinco años. Tu querida Britney Spears es un buen ejemplo: para cuando tuvo tu edad ya se daba por acabada. ¿Cómo hacer para ‘permanecer’ en esta era de usar y tirar?
Ojalá supiera lo que la gente quiere, entonces iría a tiro fijo. Como eso no es posible, creo que la clave para permanecer en esto es hacer aquello que te salga de forma natural. No tratar de encajar en lo que piensas que la gente prefiere. Porque te equivocarás. Me parece que fue Buck Owens quien dijo que tuvo éxito porque cuando se dio cuenta de lo que “molaba” ya llevaba diez años grabando lo que le pedía el cuerpo, sin fijarse ninguna otra meta. Y no se le daba mal, ¿no? 

No, no era malo del todo… Bueno, Lydia, has aguantado como una jabata, así que ahora te voy a dejar que desfogues un poco. Venga, haz honor a tu reputación de follonera. Dedícame un buen insulto…
¡Eres un pedazo de inútil! 

(Risas)
Pero, tío, me ha encantado esta entrevista…