Si todos los creadores de este país movieran el culo y se devanaran la sesera en busca de nuevas formas de expresión o nuevas salidas a sus propuestas como lo hace Pablo Maqueda (Madrid, 1985), no existiría la crisis. No podría seguirles los pasos. Cuando la crisis llegara ellos ya no estarían allí. Maqueda entiende que el cine, su territorio, es arte, pero también un negocio que en tiempos extraños necesita de ideas frescas a cada paso para sobrevivir en esta cultura de déficit de atención global. A buen seguro, de uno de esos ‘brainstorming’ codo a codo con su compañera Haizea G. Viana surgió el manifiesto/movimiento #littlesecretfilm, del que ya hemos tenido noticia en estas páginas por boca de algunos de sus cómplices. Ahora queremos que sea el propio ideólogo del asunto quien nos hable largo y tendido sobre estas ‘pequeñas películas secretas’.
Alguien dijo hace poco que Amenábar, Bayona y compañía eran “los niños de Spielberg”. Muy bien criados, no cabe duda. Pero tú naciste después de E.T. e Indiana Jones. ¿Quién es el padre espiritual de tu generación? ¿Quién te metió en vena esto del cine?
Amenábar tiene bastante culpa. Recuerdo que “Tesis” nos marcó a muchos, hasta tal punto de querer estudiar en la misma facultad en que fue rodada. En mi caso, Alfred Hitchcock, Stanley Kubrick y Woody Allen son cómplices.
Acabas de estrenar ‘Manic Pixie Dream Girl’ para el movimiento #LittleSecretFilm, del que también hablaremos, pero todo a su tiempo. ‘Manic Pixie…’ es “una fábula sobre el vídeo más visto de la historia de internet”… Hablamos de un vídeo porno, ¿no? Si no, me reservo el derecho a poner en solfa la validez de ese ranking…
Porno… desvelar la trama de la película, invito a los espectadores a que lo descubran por ellos mismos en el metraje.
Explícale a los lectores qué es una “manic pixie dream girl”… No es un un nombre escogido al azar, ni inventado…
Sí, se trata de un arquetipo o etiqueta surgido a raíz de diversos personajes del cine independiente americano. Como a mí me gusta llamarlo “La chica especial” del cine indie. E igualmente, su reflejo en la sociedad actual. Miles y miles de videobloggers nativas digitales que veneran y admiran a los personajes de ficción.
Ya que uno de los preceptos de #LittleSecretFilm es la austeridad, y dado que en la película una sola actriz, Rocío León, se encarga de darle vida a todos los personajes, ¿no hay un cierto peligro de perder la perspectiva cuando el equipo se reduce prácticamente a dos personas? Sin legiones de asistentes, sin correctores del guión… El sueño de Kubrick, ¡control total! ¿Lo prefieres así?
¡¿Pero donde ves tú en los créditos de la película que seamos dos personas?! La película es como es gracias a los 10 miembros de equipo que colaboramos codo a codo en aquellas 21 horas de rodaje. Les estoy muy agradecido.
Ahora sí, entremos a desgranar un poco todo esto de #LSF… Para empezar, si no me equivoco, es cine para ser visto en internet, y gratis. Las salas de cine estarán contentas contigo…
El estreno en internet es solo un síntoma de nuestro tiempo, los hábitos cambian. Pero en ningún momento desde #littlesecretfilm hemos planteado el proyecto en contra de las ventanas de distribución tradicionales o como un acto en defensa de la cultura libre gratuita. Nos encanta consumir cine en casa y frente a una gran pantalla de cine. Esa experiencia nunca debe de morir.
Otro de los puntos del manifiesto hace referencia a la cuestión económica. Ningún miembro del equipo cobra un duro ni firma contrato alguno, y el director –y sólo el director- corre con todos los gastos de la producción. Si estuviéramos en los tiempos del Macarthismo lo tendrías crudo, pero, dime, ¿qué pasa si de alguna manera cualquiera de las películas generase dinero? ¿O no es posible? Porque en ese caso el resto del equipo igual no se conformaba con los bocatas…
La monetización de cada película depende de cada proyecto, no queríamos acotarlo desde el manifiesto, sobre todo porque #littlesecretfilm no es una distribuidora, un agente de ventas… en un proyecto tan romántico como este en el que el dinero no forma parte de esta aventura, la ética de cada realizador es lo que prima, nosotros no somos ningún juez.
Un movimiento como el que has puesto en marcha, en el que todo depende de que se tengan los medios para hacer una película -que se disponga del dinero, mucho o poco, renunciando a productoras o subvenciones-, ¿no convierte el cine en algo aún más inaccesible o elitista de lo que era? ¿No se corre ese riesgo? Tendrás tu película sólo si puedes pagártela tú mismo… Hasta Ed Wood Jr. se buscaba sus espónsors en compañías cárnicas o lo que se terciara…
No veo dónde se encuentra el elitismo, ya que simplemente animamos a grabar una película con los pocos o muchos medios que se tengan a nuestro alcance. Nuestra intención es animar a formar parte de un método lúdico y democrático en el que ningún filtro impone lo que vale o no vale para ser producido, únicamente el talento y los medios al alcance del realizador.
Por otro lado, con iniciativas como esta queda meridianamente claro que ni el cine, ni la música, ni cualquier otra disciplina de esas que algunos consideran en peligro de extinción, van a morir sólo porque se saque de la ecuación el asunto monetario. No obstante la profesionalidad entendida como hacer de algo tu modus vivendi sí que podría zozobrar si no se cobra por el producto… ¿o no?
Por supuesto. Hemos de cobrar por nuestro trabajo, indiscutiblemente, siempre. Es la única manera de que la cultura siga existiendo. #littlesecretfilm no es un ejemplo de ello porque se presenta gratuitamente como acto de amor al cine, pero los nuevos modelos de producción cinematográfica, así como proyectos de presupuesto bajo deben de luchar por que todo el equipo técnico y artístico cobre por su trabajo. Hoy en día no hay excusas para no hacer cine. Pero la única forma para que el cine siga creciendo es cobrando por ello.
Hablando de manifiestos, el celebérrimo DOGMA de Von Trier y compañía despertó tantas filias como resquemores. Entre las críticas más razonables podríamos mencionar lo absurdo de ponerle vallas o cortapisas a una expresión artística. ¿Qué opinas? Aunque, en principio, #LSF no entra a juzgar el estilo o las formas de las películas que se adhieren al ‘club’…
Desde #littlesecretfilm observamos las normas y limitaciones como un juego. Un espíritu lúdico que marque producir un largometraje bajo unas condiciones extremas. Nada más. Pasarlo bien y mal grabando un largometrje, arriesgar formalmente y que el espectador sea consciente de ello al observar el resultado.
Ahora tienes entre manos una nueva película, un largo. ¿Irá también por los cauces del LSF o es otra historia diferente?
Se trata de un proyecto diferente, ‘Viva la sangre’, una comedia. Con un ritmo de producción y unos tiempos más pausados en cuanto a su rodaje. #littlesecretfilm es un ejercicio extremo de producción. Las 21 horas de rodaje de ‘Manic Pixie Dream Girl’ fueron lo que fueron para ese proyecto, pero cada proyecto respira a su propio ritmo.
Terminemos con estilo… “Soy John Ford, y hago westerns”, tú eres Pablo Maqueda y haces…
Locuras en internet.