lavalanche-mainEste grupo es una extraña anomalía en nuestro país. Su chanson-rock no tiene parangón, como tampoco lo tiene su apasionamiento por la buena poesía, el mejor cine y artistas como Jeff Buckley, Dominique A o Leonard Cohen. Cantan en francés por su sonoridad, por motivos sentimentales, por lirismo y porque tienen la formación necesaria para hacerlo. Su aparición con el ep homónimo «L’Avalanche» ha sido una grata sorpresa, aunque escasa, y es que las cuerdas de «Freya» o los ambientes de alcoba de «L’Avenir» nos dejan con ganas de escuchar bastantes más que las cinco espléndidas canciones que nos han entregado como declarativa tarjeta de presentación.

Una propuesta elegante con la que ya han tocado en el país vecino y con la que comienzan a hacerlo entre nosotros. Párate a escucharlos y descubrirás un torrente de sensaciones. Ahora Alejandro Lacaze, el vocalista y letrista de la banda, tiene la palabra…

Os supongo buenos alumnos de Leonard Cohen, pero no sé si esa “avalancha” está inspirada por la canción del ‘field commander’…
De Cohen  hay más que las canciones, hay una atmósfera, un lirismo insoportable, una calma y una tormenta.

Utilizáis el francés en vuestros textos, aunque al menos dos de los componentes de L’Avalanche habláis también castellano. ¿Es más musical el francés?
Yo tengo la doble nacionalidad, la elección del francés era lógica, personal, pero arriesgada. El castellano es difícil, lo simple suena obvio, lo hermoso suena complicado, en inglés todo fluye y el francés es otro mundo.

Teniendo en cuenta que en España la gente, en general, no está muy por la labor del bilingüismo y dándole como le dais especial importancia a las letras, ¿no os preocupa que la mayoría de vuestro público ibérico no entienda de qué va la historia?
De hecho es una lástima. Tenemos en mente proyectar las letras traducidas mientras tocamos. Es un proyecto. Realmente las letras son la base.

Viendo que estás en un grupo, esta pregunta puede parecer una perogrullada, pero… ¿te consideras más poeta o más músico? 
Yo amo la literatura, y sí, tal vez yo sea el poeta, Enrique es el músico y Nazar por supuesto, el académico.

No es que el tema musical esté muy boyante, pero lo que desde luego parece un pasaporte directo a la mendicidad es la poesía. ¿Por qué ya no interesan los poetas? ¿Quizá, aunque idealicemos a algunos clásicos, en el fondo siempre fueron unos marginales?
Porque el hecho de situarte en el lado de la poesía ya te está alejando del mundo; porque hablas y sientes distinto; porque sólo una minoría puede escucharte o sentirte; porque estás solo… Buscada por ti mismo o impuesta al no no ser entendido, ahí esta la marginalidad.

Se da una cierta encrucijada cósmica con L’Avalanche: ya hemos hablado de vuestra franco-filia, y en el sonido del grupo late con fuerza la influencia de Jeff Buckley. Curiosamente, el único país donde Buckley tuvo carácter de mito fue en la tierra de Brel. ¿Es casualidad o había algo de afrancesado en Jeff?

A Jeff le encantaba le touche français, versioneaba a Piaf y su lirismo al cantar de negro blanco, encajaba perfectamente con la chanson.

Alejandro, creo que tus primeros pasos en la música tenían más que ver con los cantautores hispanoamericanos, la nueva trova cubana quizá, que con el pop-rock. ¿Cuándo llegó la necesidad de ‘electrificarse’?
Muy joven tuve cierto éxito. Silvio Rodríguez era la poesía cantada, yo tengo la voz muy aguda, seseo como los franceses, y la influencia era tan grande que un día rompí con todo aquel camino para encontrarme cantando en mi otra lengua gracias a Enqique Del Río, mi mejor amigo. Fue a través de su guitarra que empezaron a fluir mis textos en francés.

Por cierto, ¿en qué quedó la revolución de los Lluis Llach, Raimon, Ibáñez, Serrat y compañía?
En globalización “combatida”, en algunos casos en material de discográfica “vendible” a su sector de mercado de izquierdas.

Y a L’Avalanche, ¿les interesa la política?
No, no, para nada… Si me hablas de la muerte, si me hablas del amor, si me hablas de la belleza, de la amistad…

¿Cuál es la mejor receta para estos tiempos tan banales y despersonalizados?
Ir al cine, leer… leer todo lo que se pueda, escuchar música… estar con los amigos, reír, llorar, enamorarte; perder si es preciso, pero lucharlo todo con esperanza.

En la primera pregunta mencionaba a Cohen, arquetipo de artista incorruptible, un hombre ‘de principios’; pero incluso Cohen ha tenido que volver a los escenarios para pagar deudas después de que su ex-mujer le sacara hasta el último centavo mientras él andaba entonando mantras en un monasterio budista. Hablando en plata, ¿el dinero siempre lo jode todo o es el ser humano el que no tiene remedio? 
El dinero es necesario para vivir tranquilo, despreocupado, y ojalá no lo fuese. Lo que no comparto es la obsesión por la cantidad, el afán por la posesión, el anhelo insaciable y la dependencia sobre él de la felicidad. Hay mucho siervo del dinero.

Sé que el cine es otra de tus grandes pasiones. Si Nick Cave & the Bad Seeds y Crime and the City Solution se sentían como peces en el agua en los garitos decadentes de “El cielo sobre Berlín”, si Bauhaus eran la atracción especial de los clubes avant garde con un punto sadomaso de “El ansia”, ¿en qué película estarían más a gusto L’Avalanche?
Es una pregunta preciosa e imposible, es como preguntarme a qué actriz besaría de entre todas. No puedo descartar, entre tantas y tantas películas. Creo que cualquiera de la ‘nouvelle vague’ como “Mi noche con Maud”, de Rohmer… o del neorrealismo como “El grito” de Antonioni también… algo en blanco y negro, triste, brumoso, existencial, una historia de amor europea…