the-muggsThe Muggs, como sucede con sus compañeros generacionales de The Steepwater Band o Blackberry Smoke, se les puede acusar de inmovilistas, de no haber inventado nada nuevo, presumiendo erróneamente que el sólo hecho de innovar supone per sé una virtud. En cualquier caso, las arcas de lo trendyy lo moderno están lo suficientemente rebosantes de geniecillos y ‘aspirantes a’ que a habrá problema si nuestros protagonistas se esmeran en eso que saben hacer como nadie: recrear el viejo rock and roll de sus mayores, bañarlo en blues y soul; hacer honor, en definitiva, a la ingente cantidad de iconos de la música americana que ha parido su ciudad, la ‘motor city’, Detroit (Michigan). En algo menos de un mes tendremos a Tony DeNardoDanny Methric y Matt Rost de nuevo sobre las tablas españolas (ver fechas de la gira al final de la entrevista) para ponernos en los labios una buena dosis de su savoir faire. Hasta entonces nos quedan sus dos sensacionales elepés y esta charla que mantuvimos con la (autoproclamada) banda más fea del mundo.

Han pasado casi dos años desde que editásteis “On with the show”, vuestro segundo LP y último hasta la fecha. ¿Qué habeis estado haciendo desde entonces? ¿Un neverending tour a lo Dylan?
Danny: ¡Ojalá! Hemos tocado mucho, pero sobre todo en Detroit y el Medio Oeste. Pero me alegra poder decir que ya estamos componiendo el nuevo disco. Ya tenemos listo la mitad del trabajo y esperamos sacarlo en verano.

El primer disco suele ser el bautismo de fuego, y el segundo la confirmación. ¿Qué se espera del tercero? A veces suele ser un punto de inflexión, un momento crítico…
Danny: Tenemos muchas esperanzas depositadas en el nuevo álbum. Por lo que llevamos hecho te puedo decir que es el material más fresco que hemos escrito hasta ahora. Nuestro segundo disco fue como un intento de mejorar lo que habíamos hecho en el primero, y en eso seguiremos con el tercero, tratando de ir más allá. Tengo claro que si no avanzas no sólo te estancas, sino que retrocedes. Estamos impacientes por empezar a grabar.

Para el Real Detroit Weekly habeis sido la mejor banda de ‘indie rock’ de 2009. Reconozco que fruncí un poco el ceño al leer eso. ¿No os parece que esa etiqueta, ‘indie’, se ha convertido en una especie de cajón de sastre?
Tony: El modelo de la industria musical ya no sirve. Es agradable recibir reconocimientos hoy en día por alguien que no quiera convertirte en el siguiente gran coñazo de las listas de éxitos. Creo que nuestro sonido es único y no se adecua a lo que tradicionalmente se entiende por ‘indie’, pero el Real Detroit Weekly simplemente quería apoyarnos y reconocer lo mucho que hemos trabajado, todos nuestros esfuerzos. ¡Viva el Real Detroit Weekly! (Risas)

Vuestra ciudad es bien conocida por tener una larguísima tradición  de artistas de blues. También fue la cuna de la Motown. Además, bandas como MC5 o los Stooges, los padrinos del punk, llegaron igualmente de la motor city… A vosotros, que sois tan clasicistas, ¿qué os parecen esos grupos?
Danny: Amamos a esas bandas. De hecho, creo que nuestro sonido es una mezcla entre el blues tradicional y la dureza de The Stooges o MC5. También nos gusta darle un toque Motown a nuestra música, e incluso del blues británico. Todos esos estilos nos han influenciado muchísimo.

Dejando a un lado el hecho irrefutable de que MC5, Stooges, Sonics y las bandas que ellos influenciaron supusieron un cambio radical en la escena del rock, quizá también en la propia sociedad, ¿creéis que pervirtieron el viejo rock and roll de alguna manera? No eran grandes instrumentistas, no eran grandes cantantes… 

Tony: Esos grupos hicieron la música más accesible para todos los chavales que deseaban montar una banda de rock and roll. No todos los guitarristas pueden ser como Jimmy Page. Así que aplaudo todo lo que hicieron porque, cuando se trata de tocar, tienes que seguir a tu corazón. The Muggs no éramos nada populares en 2000, cuando empezamos. Todo el mundo decía: “¿Blues rock? ¡Tío, actualizaos un poco!”. Pero seguimos haciendo lo que nos dictaba el corazón, no ganamos el respeto de la gente en Detroit y ahora, por ejemplo, vamos a girar por España por segunda vez. ¿Con que el blues rock no funcionaba, eh? (Risas)

Entonces supongo que preferís claramente el sentimiento sobre la técnica. Vale más un hachazo de Neil Young a su Les Paul que las mil notas por segundo de Yingwie Malmsteem y similares…
Danny: Desde luego. La velocidad con la guitarra está sobrevalorada. B.B. King es mi guitarrista de blues favorito de todos los tiempos porque era capaz de transmitir más con una sola nota de lo que otros podían hacer con cincuenta. Menos es más, siempre. Los despliegues de técnica no me impresionan tanto como escuchar a alguien que tiene alma, que transmite emociones. ¡Pondría a John Lee Hooker por encima de Malmsteem sin ninguna duda!

Por aquí todo el mundo sabe que nadie puede tocar y cantar flamenco como los gitanos. ¿Qué me decís del blues? ¿Puede un blanco llegar a ser tan bueno como un negro?
Danny: Creo que tanto los guitarristas blancos como los negros han contribuido en igual medida al blues. Ningunos son mejores que los otros. Por cada B. B. King, Albert Collins o Freddie King hay un Peter Green, un Kim Simmonds o un Rory Gallagher. Blancos o negros, eso no importa. Se trata sólo de tener sentimiento y respeto por la tradición.

Verás que te he preguntado por el ‘blues’ y no por el rock and roll. En teoría el rock and roll, siendo un estilo tan bastardo, no entiende tampoco de razas… 
Danny: Desde luego. Y ya no se trata sólo de blancos y negros. El rock and roll gusta en todo el mundo, se toca en todo el mundo, en cada país; de Japón a la India, de España a Australia. Es una forma de arte universal y un idioma que todos entienden. A todo el mundo le gusta el rock.

Sin embargo, no hay muchas bandas de rock formadas por negros. Podríamos hablar de Sly Stone, pero era más bien un artista funky… o Living Colour, un grupo de negros entre los miles de grupos de blancos que nacieron en los 90… ¿Alguna teoría al respecto?
Danny: Esa es una muy buena pregunta. Desgraciadamente la mayoría de la población negra ha perdido el contacto con la música que inventaron sus antepasados. Para mí la culpa la tienen las emisoras de radio. Los jóvenes negros crecen escuchando rap, casi exclusivamente. No tienen otras alternativas. Así que crecen pensando que el rock and roll es la música del hombre blanco, a pesar de que fueron los bluesmen negros los que pusieron la semilla para que el rock naciera. Es una auténtica lástima. Pero la culpa la tiene la radio.

Siempre dejais claro que la mejor música que se ha hecho jamás (hablamos de música popular) se hizo en los 60 y los 70. ¿Es vuestro gusto personal el que habla o es una convicción?
Danny: Estoy totalmente convencido de ello. La música ha ido cuesta abajo desde el auge del rock de los 70. Claro que hay buena música ahí fuera hoy en día, pero no tiene ni punto de comparación con lo que se hacía entonces. En aquella época los grupos tenían que competir en la radio o en la tele con gente como Queen, Led Zeppelin, los Beatles, los Stones… ¡Imagínate! Eso les hacía ser mejor compositores, porque si no no tenían ninguna oportunidad. Ahora ese tipo de competencia no existe, sólo hay un enorme montón de mediocridad. La música de ahora no es tan ambiciosa ni tiene el alma que tenían aquellos discos, porque la industria se ha encargado de chuparle hasta la última gota de sangre. Hoy en día todo tiene que ser muy accesible, de fácil digestión, y eso hace que la música se haya vuelto predecible. […] En cualquier caso, el tiempo dirá. Dentro de cien años, ¿qué década se destacará en los libros de historia? ¿Los sesenta o la actual? Yo ya sé la respuesta a eso.

Aunque sois treintañeros, lo que quiere decir que crecísteis en los 80 y fuisteis adolescentes en los 90. ¿No os gustó nada de lo que escuchábais entonces? ¿Nada que de verdad os sacudiera por dentro?
Tony: Danny y yo teníamos 17 años en 1990. Nos acabábamos de graduar en el instituto. Pero antes de los 20 nunca se nos pasó por la cabeza montar un grupo o tocar la guitarra. Los 80 no estuvieron mal. Recuerdo que la MTV entonces ponía vídeos de verdad, pero yo me estaba metiendo cada vez más a fondo en los Beatles, Led Zeppelin, Pink Floyd, The Doors, la Creedence… Te hablo de 1990. El álbum blanco de los Beatles sigue siendo uno de mis discos favoritos. Luego, los 90 fueron más inspiradores que los 80 con toda aquella escena de Seattle, con el grunge. Gente como Soundgarden, Stone Temple Pilots, Smashing Pumpkins y Nirvana me empujaron a tocar primero la guitarra y después el bajo.

Hablando de tu instrumento, el bajo, todos los seguidores de The Muggs saben que tuviste que renunciar a tocarlo por problemas de salud y que aprendiste a hacer las líneas de bajo con un teclado Fender Rhodes. ¿Qué es lo que más echas de menos del bajo?
Tony: Echo de menos el sentir los trastes, cómo puedes agarrarlo, clavar ahí los dedos y machacar bien un buen La Mayor, una y otra vez. Algo muy simple, pero esencial para un power-trio como nosotros. 

Para los que no entiendan mucho de estas cosas, ¿por qué no nos explicas cuál es la diferencia básica entre el bajo y un Fender Rhodes?
Tony: Bueno, hay algunos ritmos que antes tocaba con el bajo y que ahora, sencillamente, no puedo recrear con el Rhodes -aunque he de decir que ya he logrado sacarle las mejores notas posibles-. Pero, por ejemplo, en el Rhodes el Mi menor, que es una nota muy grave, siempre suena medio distorsionada… ¡menudos quebraderos de cabeza me da! De todas formas, el hecho de que no pueda recrear ciertos ritmos con el Rhodes creo que me ha convertido en mejor músico. Musicalmente ahora tengo que transmitir lo mismo que transmitía antes pero siguiendo otros patrones rítmicos. En fin, ahora prefiero el Rhodes al bajo. Nos da más profundidad. ¡Eso me gusta!

Cambiemos radicalmente de tercio… La última vez que hablamos Obama era sólo un candidato más a la Casa Blanca. Ahora que lleva en el despacho oval más de un año, ¿qué balance hacéis?
Danny: Ha habido un poco de todo, porque lo que Obama ha heredado de Bush era un auténtico desastre. Van a pasar un par de años antes de que el hedor de Bush se vaya de Washington. Con Obama, al menos, estamos en el camino correcto y estamos empezando a tener mejor reputación en el exterior. Aunque la política es una enorme maquinaria que tiene una dimensión mundial. Espero que algún día lo hagamos bien de verdad. Creo que la diplomacia no es algo tan difícil, al fin y al cabo.

El próximo mes de abril vais a estar tocando en España de nuevo. ¿Qué es lo que más os llamó la atención del país la primera vez que vinísteis?
Danny: Lo bonito que es. Viniendo de de Detroit entenderás que nunca hemos tenido cerca ese tipo de arquitectura, ni esa historia. Y hay tanta gente en la calle, tanta vida social, tanta gente de compras o haciendo ejercicio. Allí la gente no se encierra tanto en sus sótanos a jugar a la vídeoconsola, como los americanos. Esta vez queremos conocer sitios nuevos, gente nueva… 

Por cierto, Tony, ese apellido, DeNardo, ¿es de origen español o italiano?
Tony: Pues me temo que es italiano. Pero, cuando vayamos a España en abril, ¡lo convertiré en un apellido español! (Risas)