Vienen de la ciudad de los Beatles, pero su salvajismo y su crudeza dista mucho del carácter de buenos chicos de Lennon y compañía. Su religión es el blues, pero antes que emular al enésimo Stevie Ray Vaughan Alex Cavannagh y los suyos prefieren los pasajes más ariscos de Howlin’ Wolf, Captain Beefheart o los Birthday Party de Nick Cave, pasados siempre por el filtro de un sonido garajero y bien grasiento. Su primer disco, “Come sing this crippled tunes” ha hecho coincidir a propios y extraños en el potencial que atesoran estas bestias pardas, arroladoras sobre el plástico e imbatibles en directo. Venid y cantad las tonadas tullidas de The Cubical con el mencionado Alex y su compadre Dan Wilson que, de paso, nos cuentan las verdades del barquero de la escena ‘underground’ británica.
Hasta ahora os han comparado con Tom Waits, the Bad Seeds, Woven Hand, Howlin’ Wolf… ¡No está mal! ¿Qué tal os sienta eso? ¿No es demasiada presión tener a tanta gente esperando que seais como esos gigantes?
Alex: Para nada. Es un gran cumplido que te comparen con esos artistas. Los críticos siempre tenéis que hacer ese tipo de comparaciones, aunque la mayoría reconoce que tenemos nuestra propia personalidad. Lo que tiene gracia es que no he escuchado jamás a algunos de los artistas con los que nos comparan, como Woven Hand. Así que gracias a los críticos estamos conociendo a nuevos grupos. ¿No es maravilloso? (Risas)
Algo que muchos de esos artistas tienen en común y vosotros con ellos: su crudeza, su pureza. Es gratificante encontrarse con un grupo inglés que no ha sido contaminado por esa escena de brit-pop y hypes. Sin embargo, en los últimos tiempos se han visto tantas supuestas bandas de garage-rock, que en realidad no eran nada, que es normal sentirse un poco escéptico. ¿Qué les diríais a los desconfiados para convencerles de vuestra autenticidad?
Alex: Nada. Somos crudos y no estamos contaminados. Hacemos la música que queremos hacer y tenemos la imagen que queremos tener. Por suerte, hacemos una música fantástica y todos somos guapísimos. Pero es muy irritante ver a grupos que no tienen ni el uno por ciento de nuestro talento disfrutando de un montón de oportunidades sólo porque tienen el corte de pelo adecuado. Hemos visto unos cuantos de esos en Liverpool… Bandas horribles que fichan por discográficas grandes, que reciben muchísima pasta y… ¡sorpresa!, al final les dan la patada porque son una mierda. Nosotros nos hemos buscado la vida en pequeños sellos, y que le den por el culo a todo ese dinero, porque hemos creado un gran disco gracias a todo lo que hemos peleado para llegar a donde estamos. El arte es todo lo que importa, es lo único que permanecerá cuando todos nosotros nos hayamos ido. Las caras más visibles de la escena independiente británica son basura, y representan una contradicción en sí mismas. Es mucho más interesante esa otra escena más oculta, la que es independiente de verdad. Nosotros hemos viajado por todo el Reino Unido, tocando en los peores antros imaginables, y nos hemos topado con grandes bandas: The Federals, The Lucid Dream, The Swingin’ Bricks, The Murmurs of Tension… Nuestra discográfica, Dead Young Records, está dando pie a una gran escena en Leeds, y eso está atrayendo a algunas de las mejores bandas underground del mundo. […] La otra noche vi los premios de la NME (New Musical Express), y la sola idea de que esa revista represente la música alternatica o underground es delirante. Para empezar, ¡el espónsor era Shockwaves (una marca de productos para el pelo)! Las mismas palmaditas en la espalda de siempre, pero con más tacos y algo de esa pseudo-rebeldía tan patética. Y no digo que la música deba ser rebelde para ser creíble –nosotros, por ejemplo, no nos ‘rebelamos’ contra nada; sólo hacemos lo que hacemos-, pero ahí tienes a todos esos artistas haciéndose los rebeldes cuando, en realidad, son tan parte del mainstream como Take That. Al menos Take That tenían claro lo que eran, y por eso eran fantásticos. Prefiero mil veces a Take That antes que a Kasabian… En fin, estoy sonando un poco resentido, ¿no? ¡Pues lo estoy! (Risas)
Pero quizá ese tipo de comparaciones son las que hacen que hoy en día los grupos duren tan poco. Todo el mundo quiere a la gran sensación de la década casi cada semana, sólo se busca la inmediatez. Si alguien dice, como se ha dicho de vosotros, que “Tom Waits suena como Tiny Tim a vuestro lado”… ¿cómo demonios vais a superar algo así?
Alex: Bueno, siempre hay margen para mejorar y, por suerte, nosotros no paramos de componer. El caso es que componer es la parte fácil. Lo difícil es sobrevivir sin apenas dinero, cuando se resienten tus relaciones personales, o cuando ves que se te escapa alguna buena oportunidad. Eso es lo duro de este negocio. Pero sabemos que somos muy buenos y eso es lo que nos hace seguir adelante. No creo que seamos una de esas bandas que lo quieren todo aquí y ahora, aunque estoy de acuerdo contigo en que el mainstream se comporta así, pero no nosotros ni la gente de nuestro entorno. […] Vamos a grabar nuestro nuevo disco en verano, con el productor Keith Thompson y va a ser un trabajo más ambicioso, mejor, más oscuro, con más blues… […] Incluso Dan admite que esa cita sobre Tom Waits es un poco exagerada, pero lo asumimos. Cuando los críticos alaban nuestro disco, o nos comparan con Waits, Captain Beefheart, Johnny Cash, Cohen, Cave y compañía, cuando dicen que somos la mejor banda del país no sentimos ninguna presión. Simplmente pensamos: “bueno, sí… ¡tienen razón!” (Risas)
¿Cómo es que grabasteis “Come sing these crippled tunes” en Hollywood? Lo último en que pienso cuando escucho ese CD es en las playas de Malibu, las palmeras, Sunset Strip…
Alex: Eso fue un formidable golpe de suerte… (Álex adopta un tono de cuentacuentos) Érase una vez un fotógrafo que había nacido en Liverpool, pero que se había criado en L.A., Jason Reposar, que volvió a la ciudad que le vio nacer y se topó con The Cubical tocando en un garito llamado The Zanzibar. Como le gustó lo que escuchó allí se llevó una maqueta a Los Ángeles y se la pasó al presidente de Record Collection Records, Jordan Tappis. A Jordan también le gustó lo que escuchó y se puso la maqueta a Dave Sardy, productor y ganador de un Grammy, su socio en la compañía, a quien, igualmente, le encantó lo que escuchó (Risas)… e invitó a la banda a L.A. para dar un concierto. Les gustó lo que escucharon así que le preguntaron a The Cubical si les gustaría grabar su disco de debut en los estudios Sunset Sound, en Hollywood. A los de la banda les gustó cómo sonaba eso (Risas)… Dijeron que sí y grabaron el disco.
Aunque no todo en California es sol y playa y chicas en bikini. De hecho durante un tiempo tuvieron una de las escenas punk y hardcore más potentes del mundo (también la más violenta). ¿Os gustaban esas bandas? The Germs, Circle Jerks, Agent Orange…
Alex: Sólo diré una cosa: Nuggets. (Risas)
La mayoría de los artistas con los que os han comparado, Dave Eugene Edwards, Cave, Waits, tienen tras de sí un buen historial de adicciones, de alcoholismo… El caso es que todos ellos han seguido grabando discos excelentes una vez que se desintoxicaron. Entonces, el mito de sexo, drogas y rock and roll, ¿es más bien un tópico estúpido? Al menos en lo que se refiere a la creatividad y la inspiración…
Alex: Dan y yo hablábamos de esto el otro día, porque sería genial poder ‘existir’ en este negocio sin tener que beber nunca más. Pero yo tengo un problema, y es que el alcohol es mi combustible para el directo, aunque soy consciente de que puede hacerme mucho daño y que algún día tendré que parar. […] El alcohol y las drogas pueden ayudar en el proceso creativo, pero necesitas que el talento esté ahí también. Uno de nuestros modus operandi es meternos en el local de ensayo, ponernos ciegos, grabarlo todo y luego escucharlo cuando estamos sobrios. Seleccionamos las partes buenas y empezamos a construir la canción de turno a partir de un riff que haya surgido o de alguna otra cosa. Hemos hecho un montón de canciones así y es muy divertido. En cuanto al mito de sexo, drogas y rock and roll es algo que todos los grupos tienen cerca, pero sólo los idiotas lo llevan al extremo. Esos que tú citas, Tom Waits o Nick Cave, son tíos muy inteligenes, verdaderos artistas. Supieron parar a tiempo y eso fue bueno para sus fans y para su arte.
Sois paisanos de Echo & the Bunnymen, Dead or Alive, Ladytron, Anathema, The Farm… Un montón de bandas que no tienen absolutamente nada en común. ¿No es curioso que en la ciudad que vio nacer a los Beatles no haya una escena más ‘homogénea’? No vamos a hablar de fútbol, pero parece que en el terreno musical Manchester acabó batiendo a Liverpool…
Alex: Naturalmente, tengo que discrepar… (Risas) Liverpool ha sido siempre más interesante en todos los aspectos. Es como un viejo barco desvencijado y a punto de hundirse, como un pueblucho olvidado del salvaje oeste lleno de excéntricos, piratas, poetas, borrachos, lunáticos… y con el equipo de fútbol más grande de la historia de Inglaterra. (Risas) Sí, aún lo es. Nosotros somos de St. Helen, por cierto.
Dan: Paradójicamente Manchester está mucho más seca musicalmente hablando que Liverpool, sin embargo ha visto nacer a los mejores poetas y letristas: Morrissey, Smith, Ryder, Cooper Clarke. Pero Liverpool tiene a Lennon, y la melodía. Allí en el norte es todo muy gris.
Alex: Exacto. Manchester tiene mejores poetas, pero Liverpool tiene los mejores nombres de grupos. (Risas)
No hace falta ser ningún genio para darse cuenta de que el blues es uno de los ingredientes principales en la música de The Cubical (si no el principal). ¿En qué bandas podemos encontrar hoy en día la pureza de los viejos bluesman?
Alex: ¡En nosotros! (Risas)
Dan: El arte necesita ser sincero y todo el rollo masivo nunca lo es, además parece diseñado en algún laboratorio de alguna agencia de publicidad. Todavía hay gente auténtica e íntegra pero, como pasa con los maestros del blues, tienes que saber buscarlos. La gente nunca dejará de contar historias.
“Guitarras desafinadas tronando y una sección rítmica que haría levantarse al fantasma de Willie Dixon”. Esa es una muy acertada descripción de vuestro sonido, según un periodista inglés. ¿Qué pensarían Willie Dixon o Robert Johnson si alguien los resucitara y los llevara a uno de vuestros conciertos?
Alex: Pues probablemente dirían algo como “pero, ¿qué mierda es esto?” o “¡ese guitarrista sudoroso me ha robado el riff!”. (Risas)
Dan: Yo espero que les gustase y que nos tumbásemos unas cuantas botellas juntos.
En la portada del CD vemos a una familia que parece estar inhalando algo directamente de su televisor. ¿La tele es la droga más potente que existe y ha existido?
Alex: La televisión es agobiante, amuerma a la gente, les atonta. Es una pérdida de tiempo que idiotiza… excepto cuando hay fútbol, claro. (Risas) Según John O’Neill, que es el artista que pintó la imagen de la portada, la televisión no sólo es la droga que ayuda a vivir a mucha gente, sino que esa familia que vemos sirven al mismo tiempo de conejillos de indias a los que les succionan la vida para tenerlos siempre controlados.
La primera canción del disco es “Great White Lie”. ¿Cuál es, según vosotros, la mayor ‘mentira blanca’?
Alex: Sachsenhausen, la industria del horror, el turismo del horror… Los pasajes más negros de la historia humana en guías de audio traducidas a mil idiomas.
Ahora mismo estais girando por el Reino Unido, también tocaréis en Holanda… ¿Cuándo tendremos a The Cubical en España?
Alex: ¡No te olvides de Noruega! (Risas) Vamos a conocer al Rey. Es familia de Percy. (Risas) Jan Molby, un gran fan de The Cubical, está intentando montar algunos conciertos en Dinamarca. Y con España, pues igual, estamos trabajando en ello. Ya hemos hablado con un promotor y, con suerte, podremos ir allí en verano.
Dan:¡Viva España! (es español). Estamos deseando ir.
La última pregunta, probablemente la más relevante: ¿cuándo nos vais a devolver a Rafa Benítez? Nos gusta mucho para la selección…
Alex: No os lo vamos a devolver, pero… ¿nos podéis devolver vosotros a Xabi Alonso? (Risas) ¡Es broma!