La líder y alma máter de Crucified Barbara, Mia Coldheart, afirma no sentir demasiado apego por célebres precursoras del rock femenino como Lita Ford, Joan Jett o Wendy O., confiesa haber crecido en la era alternativa agitando la cabeza al son de Alice In Chains y L7 y que Motlëy Crüe o Ratt nunca significaron gran cosa para ella. Sin embargo, a medida que Mia y sus compañeras fueron añadiéndole tonelaje a su sonido, partiendo del punk-rock adolescente de sus comienzos, la senda sonora de Crucified Barbara invadió los terrenos que unos cuantos años antes que ellas habían transitado Girlschool o Vixen. El hard & heavy es santo y seña de las actuales CB que cuentan por hits potenciales casi todo lo que tocan. Su última entrega,“Till death do us party” (2009) las consagra como eficaces compositoras de monumentales trallazos sónicos que no renuncian a la comercialidad ni a los estribillos de inmediata digestión. Estas cuatro valkirias que llegaron del frío sueco están de lleno en su particular autopista hacia el infierno con todas las consecuencias y sin hacer prisioneros. Si algo tendrá el agua cuando la bendicen, algo deben estar haciendo bien Mia y sus comadres para que hasta el mismísimo Lemmy Kilmister les ha dado su visto bueno.
De acuerdo con vuestra biografía lleváis juntas desde 1998, lo que quiere decir que erais casi unas niñas cuando empezasteis. ¿Os tomabais esto de la música como un juego? ¿Pensabais que diez años después haríais de eso vuestra profesión?
Supongo que es lo mismo para todos los que empiezan a tocar. Al principio todo es súper divertido y genial, es como que todo es posible cuando empiezas a vivir el sueño de ser una estrella de rock. Pero es como todo en esta vida: cuando ya llevas tiempo haciendo algo comienzas a ver la otra cara de la moneda, te vuelves más realista. Cuando formamos Crucified Barbara íbamos totalmente en serio, pero las juergas eran una parte importantísima de nuestras vidas entonces, el típico estereotipo del rock and roll. Ensayos, composición, fiestas, clubs de rock, resacas, conciertos, chicos… La única diferencia con respecto a entonces es que ahora estamos completamente arruinadas (Risas). Siempre quisimos que la música fuera nuestra profesión, queríamos que llegase un día en que pudiéramos dejar nuestros trabajos y dedicarnos sólo a tocar. Ahora estamos en ese punto, pero es muy complicado sobrevivir. Vamos día a día.
Hay tres nombres que vienen a la cabeza de uno cuando escucha a Crucified Barbara: The Runaways, Girlschool y Wendy O. Williams. Pero ninguna de vosotras había nacido cuando esas mujeres estaban en la cresta de la ola. ¿Cómo llegasteis a ese sonido?
Ninguna de esas bandas ha sido influencia para nosotras. Nunca las he escuchado. La primera vez que escuché el nombre de Wendy O. Williams fue cuando The Bones, un grupo de punk sueco, me pidieron que cantara con ellos una de sus canciones. Nuestro sonido es el resultado de diez años tocando juntas, de la mezcla de todos nuestros gustos. A todas nos influenciaron grupos como Nirvana, Pearl Jam o Hole cuando estábamos aprendiendo a tocar, pero luego nos metimos más en el heavy metal y de ahí surgió nuestro sonido. Mi primera inspiración para componer riffs de heavy metal fueron Alice in Chains, Phantom Blue y, un poco más tarde, Megadeth.
Lo último que leímos sobre una posible reunión de las Runaways fue una declaración de Cherrie Curie en la que decía: “¡Que te jodan, Lita Ford!”. Pero si hay un negro en la Casa Blanca, entonces todo es posible. ¿Os gustaría ver esa reunión?
(Risas) Bueno, ya te digo que no controlo para nada a las Runaways. Klara (Force) podría responderte mucho mejor a eso.
Hablando de esas ‘pequeñas diferencias’ entre Lita y Cherrie… Probablemente en 1977 eran como hermanas. ¿Entiendes que surjan esas enemistades en el seno de una banda? Se ve que la amistad no es lo único necesario para mantener unida a una banda…
Si hay diferencias musicales o diferentes maneras de ver la vida, entonces no creo que la amistad sea suficiente para mantener unida a una banda. Mi opinión es que, en un grupo serio, la música tiene que ser lo primero. Tenéis que estar todos de acuerdo en tocar lo mismo, en hacer lo mismo. Después, por supuesto que es un bonus extra ser buenas amigas, pero siempre digo que yo no estoy en este grupo para salir por ahí con mis amigas; estoy aquí para tocar. Ni siquiera creo que sea necesario ser amigos, pero tiene que haber respeto. Y muchas veces es incluso un inconveniente ser buenos amigos, porque eso complica las cosas a la hora de hacer alguna crítica.
¿Te identificabas con las ‘riot grrrls’de los 90? Eran puro rock and roll, aunque desdeñaban el lado glamouroso del espectáculo, los clichés…
Cuando monté mi primera banda con algunas chicas del colegio escuchábamos mucho a L7, 7 Year Bitch, Babes in Toyland y demás. Pero L7 eran las únicas que me gustaban de verdad, porque tenían energía y un lado heavy. Nunca sentí una verdadera conexión musical con las otras, eran demasiado sucias o demasiado punk para mí. De todas formas, me gustaba su actitud y su dedicación, y me parecían mucho más interesantes que las típicas rockstars. Así que, sí, me identificaba con esos grupos de… ¡hace 16 años! (Risas)
¿Por qué crees aquella generación de grupos (Nirvana, Soundgarden, AIC) se fue al garete en menos de 5 o 6 años?
Pues igual que en la moda, cada estilo de música tiene su tiempo y su lugar, y su fecha de caducidad. Ningún estilo puede ser popular siempre y creo que eso es algo positivo. Aunque luego tienes gente que se aferran a su estilo pase lo que pase. El grunge fue una moda pasajera, pero todos los que escuchaban a esos grupos entonces siguen escuchándolos ahora. […] Cuando surgen grupos nuevos los viejos tienen que dejarles paso. Eso sí, los grupos buenos de verdad continúan juntos.
Siendo fan de Alice in Chains y Jerry Cantrell, supongo que has escuchado el nuevo disco. ¿Te seduce la idea de verles en directo sin Layne Staley?
El nuevo material me gusta de verdad y me alegra muchísimo de que hayan vuelto a grabar. Me gusta el hecho de que no hayan cambiado más de lo necesario, porque así tenemos más canciones fantásticas de Alice in Chains que llevarnos al oído. Lo único que lamento de cuando era pequeña es que nunca pude ver a AIC en directo con Layne, pero me muero de ganas de verles con William DuVall. Nunca será lo mismo, porque es imposible encontrar una combinación de voces tan perfecta como la de Jerry y Layne, pero creo que están en el buen camino y, por lo que he podido leer en algunas entrevistas, parecen estar muy ilusionados con esta nueva etapa. Se merecen lo mejor y sólo puedo desearles que les vaya bien.
¿Qué me dices del hecho de que muchas de las bandas afines a vosotras, o que parecen haberos influenciado, como Mötley Crüe, Guns n’Roses, Kiss… tengan ese halo machista y misógino?
La verdad es que yo no me siento influenciada por esos grupos. Sólo hay unas pocas bandas que de verdad me han calado hondo. Me encantan muchas canciones de todas esas que has nombrado, pero nunca he sido una gran fan de ninguna de ellas; no tenía pósters suyos en mi habitación ni me aprendía sus canciones… Fui a ver a Kiss una vez, en el Stadion de Estocolmo, pero fue sólo porque se suponía que Alice in Chains les iban a telonear. Pero no lo hicieron, así que fui a ver a Kiss de todas formas, y me aburrieron bastante. […] En cuanto al rollo machista, la verdad es que no me importa. Supongo que era, más que nada, una pose. A las chicas les gustan los tíos duros y rebeldes, ¿no? Pero no quiero generalizar. El rock and roll es muy sexual, aunque no creo necesariamente que haya que sacar gente desnuda al escenario para hacerlo más excitante.
Has comentado que una de las cosas que has aprendido después de girar durante tanto tiempo es a “no salir de juerga cada noche para no sonar como el culo al día siguiente”. ¿Cómo hace uno para irse a la cama después de un concierto con el cuerpo a tope de adrenalina?
Para mí no es ningún problema. Me tranquilizo enseguida y después lo que estoy es cansada. Llegados a ese punto tienes dos opciones: empezar a beber o seguir tranquila. Si no empiezo a beber me voy sintiendo tan cansada que podría quedarme dormida de pie. Si bebo, puedo estar despierta todo lo que quiera… Todos los músicos que conozco necesitan beber para tranquilizarse después de un concierto, así que supongo que en ese sentido tengo mucha suerte, porque no lo necesito. […] Cuando era más joven nunca quería irme a la cama después de los conciertos porque pensaba que siempre me iba a perder algo divertido. ¡Era incapaz de dejarme cervezas sin beber en la nevera! (Risas) Me cabreaba mucho ser la cantante y tener que pensar en el estado de mi voz. Ahora ya he aprendido que casi todas las noches son iguales: un montón de gente hecha mierda y la música a toda leche. Y si por casualidad me pierdo algo divertido siempre puedo ver las fotos al día siguiente y echarme unas risas. […] Lo único malo de irse a la cama temprano es que no socializas tanto cuando estás de gira, porque es a esas horas cuando la gente se junta para hablar, divertirse, cotillear… De todas formas, no soy muy sociable, así que… (Risas) Lo peor es cuando tocamos en festivales. Sólo tenemos que hacer nuestro show y después soy la última en irme a la cama… ¡si es que encuentro la cama! (Risas)
Todo eso suena como “Turn the page”, de Bob Seger: “Allá voy, de nuevo en la carretera. Ahí estoy, en el escenario otra vez. Ahí voy, de nuevo la estrella de rock… Allá voy, pasa página”. ¿Te sueles sentir así a menudo? Como si no supieras dónde te vas a despertar o a dónde estás viajando…
Totalmente. Sobre todo cuando llevas varias semanas seguidas en la carretera, porque empiezas a dejar de fijarte en las ciudades a las que vas. Todos los días son iguales: llegas, montas el equipo, pruebas sonido, cena, concierto, te reúnes con la gente, desmontas el equipo… En un buen día, cuando estoy de buen humor, todo eso es muy divertido, pero a veces tienes días malos en los que te preguntas qué tipo de vida has elegido. Es complicado de explicar, es una relación de amor/odio con este tinglado de la música. Aunque el amor siempre gana… ¡Menos mal!
Hace diez años vuestros amigos de Backyard Babies hablaban de ‘reventar los charts’ de Estados Unidos, pero al final sólo lograron un cierto estatus de banda de culto, como suele pasarle a casi todos los grupos europeos que van allí. ¿Cuándo probarán suerte en América Crucified Barbara? Ya habéis estado en Inglaterra, en Australia…
Nos llegan un montón de mails de gente pidiéndonos que giremos por los Estados Unidos, pero hasta el momento no hemos tenido la oportunidad de hacerlo. Todo el mundo dice que, una vez que lleguemos allí, tendremos mucho éxito y ojalá sea así, pero por ahora no hay planes al respecto.
Habéis dado algunos conciertos en España: las bombas sexuales suecas vs. los pequeños y peludos (aunque apasionados) españoles… ¿Sigue vivo el estereotipo?
Mmmm… ¿cuál de ellos? ¿Que las suecas son bombas sexuales o que los españoles son bajitos y peludos? (Risas) De todas formas, ¡el pelo es un atributo muy rockero!
Hace un tiempo girasteis con Mötorhead. ¿Qué tal es Lemmy? ¿Cómo se siente una al tocar la guitarra delante de alguien que lleva en el negocio desde casi siempre?
Giramos con Mötorhead por Inglaterra durante veinte días en 2006. Fue una verdadera aventura. Tanto los del grupo como su equipo son gente increíble, nos trataron muy bien. Mötorhead son célebres, entre otras cosas, por preocuparse de los grupos que giran con ellos, lo cual es algo admirable y bastante poco habitual. Fueron unos días estupendos. Saber que los del grupo a veces estaban pendientes de nuestro show era muy inspirador y emocionante. Creo que nos hizo tocar mejor, porque siempre quieres dar lo mejor de ti cuando tienes a unos maestros observándote.
Vamos a terminar por el principio. Seguro que no es la pregunta más original que os han hecho, pero… ¿quién es Barbara y por qué la crucificaron?
Barbara es una muñeca hinchable sueca que vimos colocada en una cruz en el Roskilde Festival de 1998, en Dinamarca. No sé por qué la crucificaron, ¡pero lo siento por ella! Joder, ¡debió dolerle muchísimo! […] Por cierto, déjame enviarles un saludo a todos los lectores. Ojalá que les haya gustado la entrevista. ¡Nos veremos este verano en algún festival!