Buena lección del serbio Srdan Golubovic sobre cómo aunar entretenimiento, verosimilitud y mensaje en una misma película –ya llegarán los probables remakes hollywoodienses a despojar con lejía y estropajo los dos últimos elementos-. Además, constata que no todo el cine facturado en países ‘en vías de desarrollo’ ha de ser necesariamente panfletario o cuasi-documental.
La historia de “The Trap”, adaptación de una novela de Nenad Teofilovic, puede resultar lejanamente familiar: un hombre que necesita 26 mil euros para operar a su hijo enfermo recibe una oferta difícil de rechazar. Alguien le dará ese dinero a cambio de asesinar a un miembro de la mafia local.
La novedad no está pues en un argumento que ha dado pie de una forma u otra a docenas de thrillers. No, es el brillante enfoque de Golubovic lo que marca aquí la diferencia. Porque comienza por mostrarnos a su protagonista, magullado y derrotado, narrando lo que poco a poco vamos viendo en pantalla. De esa forma el realizador nos envía un aviso claro: no han de esperarse finales felices, aunque el relato voz en off de este Mladen (Nebojsa Glogovac) y la seguridad de que algo ha salido mal no es óbice para que el suspense flote en el ambiente. Por otra parte, el envoltorio austero, casi plomizo, de “The Trap”; el buen hacer de unos actores solventes pero neutros, sin alardes de estrella, proporcionan a la cinta su necesario fondo realista. Se crean incógnitas y diatribas –el dilema moral es evidente- pero “The Trap” se mantiene en todo momento dentro de los límites de la realidad. El espectador aguarda con inquietud el desenlace y, al mismo tiempo, le es fácil empatizar con las circunstancias del personaje principal, abocado a vender su alma al diablo en un país dividido entre pobres y muy ricos.
“The Trap” es sólo el segundo largometraje de Golubovic, pero ya se maneja como un veterano. Nada sobra y nada falta en su película, y no es poco el mérito de contar sucesos relativamente extraordinarios como los que él cuenta sin que la naturalidad o la lógica salten por la ventana. Como adelantaba unas líneas más atrás: brillante.