“Assjack” es el debut de la banda homónima del nieto de Hank Williams, Hank III, pero ni mucho menos se trata de un proyecto recién nacido. Williams puso en marcha Assjack hace ya más de una década para dar salida a una de sus muchas inquietudes estilísticas. Assjack nació con la etiqueta de “hellbilly”, con Hank y un puñado de bestias pardas de similar corte ideológico-musical fusionando su herencia redneck y la mala baba del punk. Sin embargo, a nadie le son ajenos los devaneos de Hank con el metal más desbocado -ahí queda su otra banda, Superjoint Ritual, junto a Phil Anselmo-, y estos AssJack de 2009, que por fin se ven plasmados en CD, son una explosión descontrolada de hardcore, punk y death metal: guitarras graves, bases rítmicas contundentes como el plomo y toneladas de violencia verbal.
Tal vez piense este rebelde con causa que su abuelo y otros célebres outlaws de la edad de Bronce del country habrían escupido su rabia, de haber sido contemporáneos nuestros, a través de alaridos y riffs sangrantes como esos con los que “Assjack” arrasa los tímpanos del oyente. Y tal vez tenga razón. Si se trata de llamar la atención del respetable y agitar conciencias, aquella guitarra acústica de Woody Guthrie “que mataba fascistas” no puede ser en esta era del escándalo y la sobrestimulación, tan efectiva como los decibelios y la agresión lírica que Hank III pone encima de la mesa. Si se buscan medidas extremas para tiempos extremos, este cowboy tatuado y huesudo tiene la receta ideal. Abstenerse almas sensibles.