2978620987_48a13cfc5bAún es pronto para saber si estos cuatro jóvenes licántropos de Philadelphia lograrán engañar al diablo, tal y como se han propuesto desde el título de su nuevo álbum, pero de lo que no cabe ninguna duda es de que crearán adicción allí donde lleven su cóctel incendiario de psychobilly y horror punk. Desde una ciudad de aires tan solemnes, como la que vió nacer la democracia en EEUU, The Young Werewolves traen toneladas de diversión para chicos y grandes, para hombres lobos, vampiros, o cualquier otra criatura de la noche con ganas de sacudir el esqueleto.

¿Por qué iban a querer tres hombres lobo ‘engañar al diablo’?

R- Es nuestra forma de devolvérsela. ¿Qué mejor manera de redimirse para unos hombres lobo que jugándosela al mayor monstruo de todos?

¿Y ese hombre oscuro y encapuchado que no os deja fichar por una multinacional?

R- El demonio encapuchado es el espectro del rencor, los celos y el rechazo que insiste en luchar para que la música de los hombres lobo no infecte a las masas.

De todas formas, ¿quién quiere estar en una multinacional hoy en día?

R- Eso es muy cierto. Las multis son dinosaurios más preocupados por sus catálogos que por la actualidad musical. Sólo se preocupan por controlar sus enormes presupuestos y no les importa la gente creativa ni descubrir nueva música.

Porque lo que el rock and roll necesita ahora mismo es…

R- Una patada en el culo (Risas). Se ha convertido en música de museo, cuando debería ser música para quemar museos.

De repente Sid Haig apareció y produjo vuestro álbum. ¿Qué historia hay detrás de todo eso?

R- A Sid le encantó nuestro primer disco y quiso usar algunas de las canciones para una película en la que estaba trabajando. Al final lo de la película no salió bien, pero se ofreció a ayudarnos con “Cheat the devil” después de escuchar las primeras demos que grabamos para el disco, aunque algunas de esas canciones no están en el CD.

¿Sabíais que Sid y su banda T-Birds tuvieron un mini hit en los 50’s llamado “Full House?

R- Pues no, pero seguro que era un tema divertido. Sid era un fanático del jazz y tocaba la batería. Le daba al swing, al bebop… Nos contó una historia de cuando vivía en la Costa Oeste: solía alternar con los tíos de Modern Jazz Quartet. ¿Hay algo más molón que eso?

Vuestra ciudad, Philadelphia, tiene fama de ser tremendamente conservadora. ¿Es una reputación merecida?

R- Philly es una ciudad con un punto de resentimiento. Siempre lo ha sido. Es esa mentalidad de segundones lo que hace de Philadelhpia un sitio huraño y desconfiado. Más que un asunto de conservadurismo o liberalismo es un tema de supervivencia.

Post-goth, horror-punk, psychobilly… Muchas etiquetas de esas que ponen cachondos a los críticos pero que, al final, no significan casi nada para la gente de a pie. Dejémoslo claro, The Young Werewolves suenan a…

R- Tres voces, una guitarra eléctrica, un bajo y una batería destartalada. Algunas veces es un sonido agridulce y otras es como un caramelo de mantequilla.

¿Cuándo tendrán las audiencias españolas oportunidad de ver un show de TYW?

R- España es un sitio muy exótico y nos encantaría dejarnos caer por allí algún día. Creemos de verdad que en España y en Europa en general se nos apreciaría y se nos apoyaría. Así que hay que tener paciencia, porque nuestra historia aún no ha acabado y puede que los vientos del oeste nos acaben llevando hasta vosotros.

¿Importará si cuando vengáis no hay luna llena?

R- Si no hay luna llena significa que nos verán en nuestra forma humana. Cuando hay luna llena no creo que quieran ver cómo nuestra naturaleza de hombres lobo se dispara. (Risas)

Una de películas… ¿quién es vuestro hombre lobo favorito?

R- Hay muchos donde elegir. Lon Chaney, Jack Nicholson, Michael J. Fox… y pronto podremos ver a Benicio del Toro. Pero si hablamos de nuestro favorito de siempre… ¿qué tal Michael Jackson?

Y la última: sois unos auténticos expertos en Los Munster, así que resolvednos esta duda: ¿Qué clase de monstruo era la dulce Marilyn?

R- Tal vez sea el más terrible de todos. Un símbolo rubio del conformismo humano. Una bestia disfrazada de belleza.