El-niño-pezLa sensibilidad de Lucía Puenzo para trazar retratos femeninos y personales había quedado ya patente en la anterior “XXY”. También quedó claro entonces que la hija de Luis Puenzo es una directora más amiga de las miradas que de las palabras. Ahora, con “El niño pez”, incide en ese cine intimista, de pocos diálogos, donde la presencia de ellas es capital en una historia de pasiones lésbicas desatadas con crimen de por medio, pero además Puenzo se decide esta vez a urdir una trama algo más compleja, con una narración plagada de elipsis temporales en la que cuesta introducirse y que resulta del todo confusa, al menos en el primer tramo de la cinta. Es un recurso, el de los flashbacks, siempre atractivo y enfatizador si es que se introducen con precisión y claridad ;de otra manera, como le sucede aquí a Puenzo, convierten lo sencillo en farragoso. No posee la argentina la exuberancia técnica ni el poder mesmérico de otros amigos de la deconstrucción temporal, como Iñarritu, con los que suplir las lagunas que se dibujan en el panorama de “El niño pez”. Sí tiene a dos grandes actrices, Inés Efrón, con la que repite, y Mariela Vitale, pero la mirada cristalina de de Efrón, su talento natural para el drama,no puede por sí sola obrar milagros.

Cuestiones estructurales al margen, la película es poderosamente apasionada en su fotografía de la relación entre sus dos mujeres protagonistas –apasionada y, por supuesto, sin cortapisas ni complejos-, y el objetivo de Puenzo tiene la lírica melancólica que puede acuñarse ya como marca de la casa. Esa atmósfera algo inquietante, una suerte de secretismo implícito no muy lejana de las que gusta de crear su compatriota Lucrecia Martel, aunque sin el componente plomizo de la autora de “La ciénaga”. Puenzo apuesta también, sin que eso sea necesariamente garantía de nada, por historias excepcionales y extremas, pero en esta ocasión no alcanza el nivel de la hermafrodita adolescente que imaginó en “XXY”. No hay duda, sin embargo, de que comienza a destacarse como un valor muy sólido del cine de autor latinoamericano. Es por ello que seguiremos a la escucha.