la-clientaTreinta años han pasado desde que Paul Schrader lanzara al mundo, “American Gigolo” mediante, el mensaje de que ellas no gustan del sexo de pago, porque, en realidad, lo que anhelan, lo que necesitan, no es un miembro viril diestro que las satisfaga, sino amor y romance, y príncipes azules con la estampa de Richard Gere. Treinta años y, cuando parecía que Josie Balasko estaba dispuesta a dinamitar en “La clienta”ese topicazo machista, mostrando a una mujer madura (Nathalie Baye) requiriendo los servicios de señoritos de compañía para alegría de su cuerpo serrano, va la directora y actriz parisina y termina enredándose en el mismo razonamiento que Schrader.

Y es que su ‘clienta’ comienza sin muchos miramientos –y sin mucha delicadeza- vendiendo la imagen de una ejecutiva agresiva, la mencionada Baye, ejerciendo de fémina dominante que trata a sus asalariados sexuales con idéntica frialdad a la que demuestra cualquier habitual (macho) del burdel local. Sin embargo, Balasko, antes que explorar esos terrenos, los del sexo por el sexo, va virando su historia hacia el drama amoroso manido y estereotipado, quemando clichés a velocidad de vértigo y mutando su cinta en un producto políticamente correcto donde la única verdad nos llega a través de la espléndida Baye, y eso sólo porque las grandes actrices son incapaces de vender una mentira aunque las circunstancias, el simplista guión de Balasko en este caso, las obliguen. O quizás haya que rendirse a la evidencia. Ni “Sexo en Nueva York”, ni Madonna, ni narices… Sexo y dinero significa para ellas la imagen de Gere coronando reina por un día a Julia Roberts. ¿O no?