El “escrito y dirigido por…” de los títulos de crédito deGamer bien puede entenderse como un “plagiado y convenientemente remezclado por…”, y es que hay veces que los guiones originales tienen muy poco de eso mismo, de ‘originales’. La cinta de Mark Neveldiney Brian Taylor nos traslada a un futuro no muy lejano donde los personajes de un juego de rol han sido sustituidos por seres humanos y, partiendo de esa premisa tal vez prometedora, sus autores cortan por la tangente para fabricar un híbrido de Avalon y Matrixque, huelga decirlo, carece del potencial psicotrónico de la primera o el gancho y la parafernalia de la saga de los Wachowsky.
Neveldine y Taylor desarrollan su historia con escaso ingenio, supeditando la narración a los arrebatos de acción absolutamente mareantes y la estética digital. Cuando, entre fogonazo y fogonazo, uno comienza a hacerse una mínima idea de lo que se cuece en pantalla, nuestros amigos echan el cierre sin demasiados miramientos, dejando tras de sí un producto endeble y una oportunidad desperdiciada de desarrollar todas las posibilidades que ese mundo futuro de Gamer ofrecía, pero cuya superficie apenas se llega a rascar en sus raquíticos 80 minutos de metraje.