A pesar del aluvión de caras largas e improperios que anda dejando tras de sí Manson en el tour de presentación de este “The High End of Low”, y que auguran el definitivo entierro artístico del antaño Anticristo Superstar, lo cierto es que su último álbum no representa del todo tales exequias creativas de esta prima donna de la oscuridad, sino más bien un continuismo bien estudiado de lo que ha sido su carrera desde los días de “Mechanical Animals”. El sonido de “The High End of Low” reincide de forma quizás rutinaria en su shock rock para las masas, tan poco ‘shockeante’ a estas alturas como efectivo a la hora de inocularse en el cerebro del oyente a través de estribillos machacones y boutades líricas marca de la casa (sirva como ejemplo ese “Pretty as a esvastica”).
El de los ojos bicolor ha dejado atrás el imaginario satánico para mutar en trovador romántico (románticamente grotesco, se entiende) y, en ese sentido, “The High end of Low” no se aleja un palmo del anterior “Eat Me, Drink Me” en casi ningún aspecto salvo, quizá, en un mejor acabado general, en canciones más conseguidas. Nada memorable, en cualquier caso, pero ni mucho menos la debacle esperada. El señor Brian Warner podrá seguir siendo el rey tuerto en el país de los ciegos un par de años más.