25-kilatesDe la opera prima de Patxi Amézcua podemos deducir que el pamplonés tiene las ideas muy claras acerca de cómo realizar cine de género, de temática criminal, sin grandes presupuestos ni fuegos de artificio, apoyándose en un guión sencillo y conciso pero efectivo, con personajes verosímiles embarcados en situaciones reales. Se pueden contar historias de policías corruptos y ladrones despiadados en España sin que sobrevuele la sensación de estar asistiendo a una copia en cartón piedra de cualquier subproducto americano al uso. A la citada verosimilitud de “25 kilates” colabora en buen grado, quizá por las coyunturas propias del director primerizo, quizá por decisión propia, el hecho de que Amézcua se rodea de un elenco de excelentes actores, tanto en los roles protagonistas, con Ignasi Abadal o la bellísima Aida Folch, como en los secundarios. Actores tal vez desconocidos para el gran público pero infinitamente más sólidos que los habituales rebotados de la teleseries patrias. Cuando uno empezaba a pensar, a juzgar por los últimos superéxitos del cine español, que la interpretación era algo en franca decadencia, un arte muerto y enterrado a mayor gloria de maniquíes de anuncio, llegan Amézcua y su troupe para constatar que haberlos haylos, y muy buenos.

Excelente estreno el de Amézcua. Buena recreación la suya de las vidas de estos perdedores en busca del golpe del siglo. Por una vez, alguien se merece de veras todos los premios cosechados en certámenes y festivales.