Donita-Sparks-TransmiticateCasi diez años llevaba Donita Sparks sin plasmar sus composiciones en plástico. Desde «Slap Happy», el canto del cisne de L7Sparks ha ocupado su tiempo en bandas sonoras, producciones, y demás labores alimenticias dentro del negocio musical, así que ya se echaba de menos una buena batería de canciones en toda regla de esta californiana de adopción. En este«Transmiticate», que Donita edita bajo la denominación de Donita Sparks & the Stellar Moments, poco queda de la furia clitoriana que la convirtiera, junto a sus colegas Suzi Gardner yJennifer Finch, en icono femenino del grunge allá por los años 90.Sparks ha optado por un pop rockerizado y tecnificado muy en la línea de los Garbage de Shirley Manson, aunque sin el gancho comercial de éstos. La guitarra, su guitarra, sigue presente, pero bajan considerablemente los decibelios, baja la velocidad y también somete la rubia a su voz a un tratamiento de dulcificación: aún conserva el carácter canalla de los mil y un excesos, pero rebaja de manera ostensible su potencial rabioso. Sólo «Need to numb» trae remotas reminiscencias del pasado punk y agresivo de Donita, entregándose en la mayoría de los demás cortes, con más o menos fortuna, a la búsqueda del estribillo contundente y pegadizo.

Los «momentos estelares» de «Transmiticate» son pocos pero meritorios: en «He’s got the honey» o «Fly feather fly» Donitasale triunfante en su razzia del single perfecto y, entrando en los momentos más reposados del álbum, probablemente la emocional«Curtains for Cathy» justifique por sí sola la existencia de este disco. Un balance tal vez discreto para el regreso al mundo de los vivos de la fundadora de L7, y un giro estilístico que pillará a contrapelo a más de un devoto de «Bricks are heavy» y «Hungry for sink», pero así son los reencuentros a veces, complicados y fríos. La buena noticia es que Donita está de nuevo sobre los escenarios, que hay vida tras el ocaso de la era alternativa. Ya llegarán mejores musas.