Felice-Brothers-SelftitledLos Felice Brothers podrían hacer creer a un descreído en la reencarnación si no fuese porque el espíritu supuestamente reencarnado, Bob Dylan, aún no ha dejado este mundo. Estos hermanos criados como músicos en el metro neoyorquino (esto sí que es ser «underground») parecen haber hecho voto de obediencia a los postulados del Dylan de «Highway 61 revisited» y, con énfasis especial, al de «Blonde on Blonde». De la que algunos consideran como obra cumbre del genio de Minesotta podrían ser desechos (de lujo) temas como «Greatest show on Earth» o«Love me tenderly»; las canciones de los Felice retrotraen automáticamente a esa época en la que Dylan vistió su folk rural con acordeones, pianos y trompetas, suenan a rancio (en la mejor de las acepciones del término), a hombre orquesta, a otro tiempo que ya no volverá pero que ellos recrean con tal naturalidad que acaban por matar a esa mosca detrás de la oreja que no deja de murmurar sandeces acerca de plagios y revivals. Es más, y valga la herejía, Ian Felice es mucho mejor cantante que su padre putativo; tiene indudablemente más recursos en lo que a sus capacidades vocales se refiere: sabe imitar a la perfección el fraseado pasota de Dylan en «Little Ann» o «Take this bread», para a continuación afinar un poco más en preciosas tonadas como«Don’t wake that scarecrow» y extraer de su garganta algo que aBob siempre le ha costado: melodía. En otras palabras: el líder deThe Band ya hizo todo el trabajo hace más de cuarenta años; ya contó todo lo que estos émulos debían saber, y ahora ellos se limitan a pulir aristas aquí y allá con respeto religioso. Si uno no cree en Jesús, Zimmerman puede ser una excelente segunda opción. A los Felice Brothers desde luego les va mejor que bien siguiendo al pie de la letra su Evangelio.