Towers-of-London-Fizzy-Pop«¡Mata la escena pop!», clamaban estas ratas londinenses deTowers of London en su disco de debut, «Blood, Sweat and Towers»; un rabioso y urgente retorno a las cloacas angelinas de hard rock y laca capilar de los 80’s. Los hermanos Brannan (alias Dirk y Donny Tourette) y sus compinches se erigían entonces, a ojos de la parroquia rockera, como los nuevos portadores de la llama de los SlashTracii Guns y David Roach de este mundo. Su gozo en un pozo. «Fizzy pop» («Pop burbujeante») no porta en su título ninguna carga irónica. Ese «pop» y esa portada con regusto warholiano no han sido colocados ahí para a renglón seguido arrasar por sorpresa los tímpanos de propios y extraños a base de riffs vertiginosos y actitud punk. «Fizzy pop» es, en efecto, un álbum de pop contemporáneo, rockerizado y distorsionado a imagen y semejanza de GarbageThe Killers o los Primal Scream más digeribles tal vez, pero pop al fin y al cabo.

Una evolución hipersónica la de Towers of London que quizá ponga en entredicho su noción del compromiso o la coherencia, pero no sus aptitudes para firmar, sea cual sea el terreno musical que pisen, canciones pegadizas, frescas, que hacen honor a la insultante juventud de sus creadores. Si ya cosecharon una considerable repercusión en sus días de pantalones de cuero y gafas de espejo, es de suponer que con su nueva entrega se parapeten aún más alto en las listas de ventas y las programaciones de las radiofórmulas… o no. Ya se sabe que los caminos del éxito son, aunque haya quien piense lo contrario, indescifrables e impredecibles. Tan impredecibles, al menos, como los giros estilísticos de estos Towers of London. Ahora quizá puedan matar la escena pop desde dentro.