Pretender a una viuda con hijo en el Japón de la primera mitad del siglo pasado podía suponer un intolerable desafío a las estrictas normas sociales de la época. Pretender a una viuda con hijo que, además, fuese la hermana de tu futura prometida era, directamente, imposible. Así lo entiende el protagonista de este dramón de Mizoguchi que se resigna a vivir una vida que no quiere, con una mujer a la que apenas conoce merced al muro de sumisión y pudor tras el que ella, como casi todas las mujeres, se guarece. La moraleja es clara: seguir según qué normas y respetar a rajatabla ciertos tabúes a la larga crea una onda expansiva que arrastra incluso a ésos que intentamos proteger. Para puntualizar todo ello de forma meridiana el director japonés se lanza sin cortapisas a una tragedia casi lorquiana donde queda claro que los personajes, pese a su afán por ocultar sus pasiones, sólo se engañan a sí mismos. El resto del mundo, espectadores incluidos, se da perfecta cuenta de que ahí se cuecen habas… y no a fuego lento precisamente.
Dados los mimbres de la historia, Mizoguchi podría haber caído fácilmente en el exceso, en el melodrama simplón de juramentos al viento y lágrima fácil, pero su exquisito tacto hace posible que los acontecimientos y las inevitables fatalidades se sucedan de manera natural. Muy al contrario que en Hollywood y alrededores, donde las desgracias se enfatizaban a golpe de orquesta y con infinita afectación, «La señorita Oyu» transmite sobre todo calma y serenidad, a pesar de todos los pesares: desde sus músicas hipnóticas a sus decorados zen, hasta la diplomacia 100% nipona con la que todos su personajes se manejan y asumen golpes y derrotas. Tal vez, y sólo tal vez, al final del camino, cuando los amantes caen en la cuenta de lo que pudo haber sido y no fue, el protocolo se rompa y asome algo de descomposición gestual.
En medio de la locura del siglo XXI películas como ésta de Kenji Mizoguhi nos ayudan a apearnos del bólido para caminar tranquilos y relajados. Despacio. No hay prisa… al menos durante la próxima hora y media.