La-vida-sin-Grace¿Cómo contarles a tus dos hijas, pequeñas ambas, que su madre ha muerto «en acto de servicio» en Irak? James Strouse se hace esa misma pregunta en su debut en el largometraje y escoge a John Cusack como catalizador del calvario de ese recién estrenado viudo y padre en la vida. Su personaje opta por una huida hacia delante (hacia un parque de atracciones, para ser más exactos), tratando de postergar un momento, el de la verdad, inevitable.

«La vida sin Grace» es una road movie en toda regla cuyo desenlace se conoce (o se intuye) de antemano. Strouse sabe que no han de esperarse grandes sorpresas al final del trayecto queCusack emprende porque, obviamente, lo que importa aquí es el camino en sí. Lidiar con el dolor al mismo tiempo que trata de conservar las sonrisas de felicidad en los rostros de sus dos crías (sensacional Shélan O´Keefe, la hija mayor; si sigue en esto algún día será la actriz de moda). Un viaje por mil estados de ánimo, contradictorios la mayoría de ellos, sin que en ningún momento, a pesar de lo lacrimógeno de la premisa argumental, nos internemos en terrenos color pastel o sensibleros. Strouse hace gala de un tacto y una sensibilidad a prueba de bombas, y logra así que una cinta, su cinta, con elementos tales como «niñas» y «madre muerta» se mantenga firmemente alejada de planteamientos plañideros. Decide, en su lugar, decantarse por la ternura y el drama contenido; y desde luego la película emociona, y mucho, pero no porque el director norteamericano le haya agregado más aditivos sentimentales de los necesarios. La sobriedad en el desarrollo de su relato encuentra su reflejo en unas formas no menos comedidas y pulcras con las que fotografía esa carretera, un personaje más, con sus claroscuros, con sus cuestas y sus travesías por el desierto del medio Oeste. E Igualmente serio es el trabajo de un John Cusack radicalmente alejado del nefasto histrionismo de la reciente «1408». Éste es elCusack que se gana nuestro respeto. El Cusack que nos gustra.

Buena ópera prima la de Strouse. Y aunque dicen que en esta vida lo difícil es siempre empezar, allí en Hollywood lo verdaderamente peliagudo es mantenerse. Esperemos que James no se tuerza (ni le tuerzan).