Cashback-2006La historia de amor entre Sean Ellis y su «Cashback» ha debido ser de aúpa, pues no contento con convertir esta comedia reflexiva (o reflexión cómica) sobre el querer en un corto de idéntico título en 2004, ahora retoma íntegro el contenido de aquél, lo corrige, lo aumenta, y da a luz su debut en el largometraje. Y no le faltan motivos a Ellis para sentir apego por su obra. A pesar de estar infestada de los mil y un trazos de herencia indie tanto narrativos como estéticos, es «Cashback» una cinta de placentera digestión en la que el joven director inglés ha ensamblado con brillantez carcajadas y la vocación poética de ese personaje principal que vive fascinado y dominado por la belleza femenina. Viajamos atrás y adelante en la vida de este Ben Willis (Sean Biggerstaff), insomne sin remedio, aprendiz de Miguel Ángel de día, cajero de supermercado por las noches; capaz (o eso cree él) de detener el tiempo para observar el mundo (las mujeres, principalmente) a placer. En el fondo, un corazón roto. Como tantos.

Gamberra a ratos, melosa otras veces, y seguramente poco o nada original; pero Ellis se sale con la suya y logra al final el tanto que no consiguen sus protagonistas en esa descacharrante secuencia futbolera que planta en medio de su «Cashback». Unos (los menos) crean de la nada; Sean Ellis es un copiador inteligente que sabe cómo manejar los 90 minutos de rigor para contar su historia, transmitir emociones a gusto de todos y conectar con el espectador. Darle lo que espera, pero sin que se note demasiado, barnizando su creación de un cierto tono de evocación existencial.

Ya veremos qué tal se le da el partido de vuelta.