El amigo Robert James Ritchie (Kid Rock para el común de los mortales) llega unas cuantas décadas tarde para atribuirse el mesiánico título de Jesús del Rock and Roll; pero aún puede el de Michigan alcanzar un más que digno apostolado. Nunca ocultó este ex-DJ su adhesión absoluta a la religión del rock sureño, a pesar de que lo que le llevó a pasearse por Rodeo Drive de la mano de Pamela Anderson fuese su crossover de rap, textos deslenguados y metal. Ya lo dejó muy claro en «American Baddass»: «El punk rock, The Clash, y las boy bands son basura / A mí me gustan Johnny Cash y Grandmaster Flash». Moderno, sí; pero con los pies firmemente enraizados en su genealogía redneck.
En «Rock and Roll Jesus», como ya apuntara en el anterior «Kid Rock», el rubiales camorrista renuncia casi por completo a su pasado rapper. Si exceptuamos el corte «Sugar», continuador de la saga destroza-charts de «Bawitdaba», «American Baddass», o«You never met a motherfucker quite like me», y que probablemente sea el único tema que los seguidores más jóvenes de Kid sepan asimilar (y bailar) de su último trabajo; el resto del álbum es un continuo tributo a Lynyrd Skynyrd («Singing Sweet Home Alabama all summer long» canta en «Summer Long»), a los arpegios bluesy de los hermanos Van Zandt, al Honky Tonk y al rock pendenciero de Black Oak Arkansas y demás luminarias del guitarreo setentero más genuinamente yanqui. Pero no hay que confundir términos: Kid Rock no se ha transformado de la noche a la mañana en un artista retro o de revival; la producción de «Rock and Roll Jesus» suena, para o bien o para mal, absolutamente contemporánea y no duda en colar aquí y allá algún que otro sampler, algún que otro scratch. Seguramente siga escuchando Kida Public Enemy mientras da lustre a sus vinilos de Blackfoot; ésa es su grandeza y ése es también el germen de todas las reticencias que este tipo despierta entre la facción más talibán del Southern Pride, donde la credibilidad del autor de «Devil without a cause» es subcero. Y seguro que a él le preocupa muchísimo eso. Como a sus millones de fans.