Silencio-desde-el-malEl ideólogo de la saga «Saw» regresa a la dirección con una historia bastante más tradicional que las grotescas aventuras de su asesino franquicia. Sin apartarse del género de horror, Wan combina en «Silencio desde el mal» fantasmas con muñecos diabólicos y lo riega todo con unas gotas de truculencia marca de la casa. Es su particular homenaje a los clásicos de la Hammer y la serie B de los 60’s. Poca originalidad y muchos tópicos para asustar al respetable con un relato y unas maneras casi entrañables, pertenecientes a una época en la que pesaba más lo psicológico que los cubos de sangre y en que aún se dejaba algo a la imaginación del respetable.

Wan no se complica mucho la vida con rodeos ni prólogos innecesarios. Entra en faena en el minuto cinco y desde ese momento hasta que cae el telón, poco más de una hora después, mantiene unas aceptables cotas de entretenimiento. Misión cumplida, se supone.