comicosSi Fernán Gómez dedicó aquel agridulce «Viaje a ninguna parte» al escalafón más bajo del artisteo, a aquellos cómicos de la legua que vagaban de pueblo en pueblo, de fonda en fonda, llevando a los hermanos Quintero o a Mihura a los lugares más recónditos de la piel de toro, Bardem apuntó en su cinta a un estamento actoral no tan arrastrado, pero igualmente lleno de sinsabores. Sus «Cómicos» eran actores de tercera que paseaban su estampa y su mucho o poco talento por teatros de provincias, con la esperanza de que un golpe de suerte les llevara a su particular tierra prometida: Madrid.

Juan Antonio construye su historia con la seguridad de quien se sabe bien dotado para esto del celuloide pero, por encima de todo, con el paso firme del que conoce bien el terreno que pisa. Él había mamado ese estilo de vida, ese trasiego entre bambalinas; había vivido dentro de unos de esos clanes al margen de la sociedad «de bien» que eran las sagas de actores, tramoyistas y demás. Gente «tolerada», pero nunca aceptada del todo. Tanto se centra en ellos que en la película apenas hay noticia del mundo exterior, de la España de misa y pan duro de los 50’s. Del teatro a los cafés de artistas, de los cafés a las pensiones, así va desgranando los entresijos de la profesión en sus interminables viajes en tren o en sus ataques de nervios (y de egos) al borde del estreno. El mundo de la escena vivido casi como adicción, y el aplauso recibido como bálsamo parra curar las heridas de una vida sin rumbo. Un camino en el que quizá no les faltara el mantel y el techo, como a aquella «galvanes» de Fernán Gómez , pero en el que se recibían muchos otros zarpazos tal vez más dolorosos que el hambre.

Un auténtico referente del celuloide nacional, y estandarte de la conexión cine-teatro junto, quizá, a «Noche de estreno» de Cassavetes , o el «Tío Vanya» de Louis Malle . Un homenaje intenso y preciso a una de las formas de arte más antiguas ejecutado por un director en su momento más dulce (a «Cómicos»le seguirían, entre otras, «Muerte de un ciclista» «Calle Mayor» . Poca broma.).