Marilyn-Manson-Eat-MeCómo pasar de ser el artista más ofensivo y escandaloso de su generación a sex symbol para nenitas góticas que leen a Lovecraft y abusan de la sombra de ojos en sólo cuatro sencillos pasos. Ésa es la historia del, en tiempos, Reverendo Manson , y esos pasos no han sido otros que los cuatro álbumes que ha despachado desde aquel puñetazo encima de la mesa del rock alternativo de finales de los 90’s que fue «Anticrsit Superstar» . Como diría Trent Reznor, cuya mano nunca debió morder Manson , lo suyo sí que ha sido una auténtica «espiral descendente». Sin el gurú del rock industrial cubriéndole las espaldas para darle a su sonido el octanaje necesario de suciedad y perversión, el artista de los ojos bicolor ha ido naufragando sucesivamente entre el neo-glam MTV, reinvenciones varias y ulteriores (y fallidos) intentos de recuperar el fuste de antaño.

El imaginario de su última entrega contiene continuas referencias a » Alicia en el País de las maravillas» , pero sólo testimoniales. Dentro de los surcos digitales de su CD no hay ni rastro de la malicia onírica de Carroll, tan sólo una sucesión de baladas de corte gótico-trágico-romántico que, seguro, harán las delicias de fans de HIM Evanescence y alrededores. El ex de Dita von Teese ha hecho de su propia figura un tópico con patas, y a ello se entrega sin pudor en «Eat me drink me» . Títulos como » Si yo fuera tu vampiro» «La mutilación es el halago más sincero» «Cuando el amor guía la mano» dan una meridiana idea del estatus presente de Brian Warner : pura carcasa. Aunque, no nos engañemos, casi nadie espera ya que este hombre pueda (o quiera) volver a la agresión de «Irresponsible hate anthem» «Get your gunn» o«Reflecting God» . Su actual atalaya es mucho más segura, más confortable y, no cabe ninguna duda, le trae muchos menos problemas.