The-History-BoysDespojemos a «El club de los poetas muertos» de toda la ñoñería made in Hollywood; situemos la acción en la gris Inglaterra, con todo su humor lacónico y su eterna flema, y, sobre todo, demos un buen puntapié a Robin Williams -en la entrepierna, sin miedo- para sustituirlo por un orondo profesor gay con cierta querencia por el vodevil, amén de por los tocamientos genitales a sus alumnos. Ésos son básicamente los cimientos sobre los que se asienta la exitosa obra de teatro de Alan Bennett que ahora Nicholas Hytner(«La locura del Rey Jorge») y él acaban de adaptar a la gran pantalla.

Tenemos por delante la historia de un grupo de cerebritos -aunque enrrollados- aspirantes a sendas plazas en la universidad de Oxford, y sus últimos días de instituto antes de dar el gran salto. Lecciones de historia, lecciones de literatura, pero por encima de cualquier otra asignatura, y aquí está el meollo de «The history boys», lecciones de vida. El «sé tu mismo» que predican once de cada diez películas de corte académico-humanista, que no por manido deja ser un buen modus vivendi. En el caso de la cinta de Hytner, todo lo anterior viene marcado por el componente homosexual, retratado a la manera de los antiguos griegos: un amor más platónico que pasional entre el alumno, el efebo, y el maestro, la figura iniciática. Eso sí, «The History boys» es cualquier cosa menos remilgada o casta.

Frescura y una sanísima atmósfera libertina para una película en la que, por encima del magnifico trabajo de todos los implicados, destaca sobremanera la esférica estampa de Richard Griffiths(«Sleepy Hollow»), un verdadero superviviente de la vieja escuela inglesa y que aquí despliega todo un enorme abanico de registros.Griffiths conmueve, divierte, nos hace reír y nos hace llorar. Ese perdedor bonachón que encarna tiene tanto encanto como el resto de la cinta de la que es hilo conductor y alma máter. Con tipos como él, y con el estilo desenfadado de Hytner es un auténtico placer volver a las aulas. Aunque sólo sea durante hora y media.