Una novela de la escritora inglesa Zoe Heller pone los cimientos argumentales a esta historia de bajísimas pasiones hecha por (y quizá para) mujeres en la que las consecuencias de la soledad o de la no aceptación de la juventud perdida entregan a las protagonistas a los dictados del deseo. De un lado, Judi Dench, la maestra veterana, la solterona amargada, que camufla su homosexualidad en relaciones de amistad que devienen en obsesión enfermiza. Del otro, Cate Blanchett, una bellísima mujer jugando a juegos peligrosos con alumnos que podrían ser sus hijos para tratar de llenar el vacío interior, esa crisis de la mediana edad que está empezando a devorarla: cuando su marido es más un padre que un amante y los hijos ponen tierra de por medio. Ambas pasean por la cuerda floja emocional, especialmente el personaje de Blanchett; una cuerda que Richard Eyre estira todo lo posible y más en la seguridad de que esas dos actrices que no parecen de este mundo van a darle a su película toda la intensidad necesaria.Judi Dench saca a pasear su perfil más severo y espinoso, ese que cincela a golpe de mirada fulminante; mientras, Blanchett es aquí todo fragilidad, siempre intentando sonrisas que parecen a punto de convertirse en llanto. Su personaje viene, además, con el plus de «peligrosidad» que supone rodar un par de escenas explícitamente sexuales con un partenaire adolescente. Valiente Cate.
Entre estas dos gigantes de la escena se crea esa atracción fatal de suburbio inglés para regocijo de los que aún buscan algo de verdad en las figuras de la gran pantalla, más allá de candelarias yprima donnas de tercera. Y aunque su sola presencia podría ser bagaje suficiente para este «Diario de un escándalo», Eyre, por su parte, hace bien los deberes -nobleza obliga- e imprime al relato de Heller un imponente ritmo de escalada sentimental que comienza entre algodones para terminar caminando entre las explosión de cristales que provoca el choque entre Judi y Cate,Cate y Judi. El suyo es, escándalos y celos aparte, el diario de un duelo en la cumbre.