sympathy-for-lady-vengeanceHora de poner punto y final -o quizá sólo punto y seguido- a la trilogía del ojo por ojo de Chan-Wook Park . Tras las poderosas«Sympathy for Mr. Vengeance» «Oldboy» el director surcoreano vuelve por sus fueros colocando a personajes a priori ordinarios, gentes de bien, en situaciones extremas que les obligan a dejarse caer en brazos de la venganza como único medio para acallar demonios personales y saldar deudas con el pasado.

El cine de Wook-Park es tremendamente rico en matices y texturas. Es un verdadero maestro combinando el pulso severo y sobrio de sus mayores con pinceladas de modernidad y efectos digitales. Capaz de mostrarse poético un instante para entregarse a una brutalidad implacable al segundo siguiente. Su estilo narrativo, aparentemente sumido en la anarquía, es en realidad un estudiado mecanismo de precisión que busca alcanzar las más altas cotas de intensidad emocional a base de flashbacks y elipsis. Casi todo tiene un porqué en sus películas, a excepción hecha de sus proverbiales abstracciones estilísticas que contribuyen con su fuerza visual a la potencia del relato.

Más allá de la moralidad de esta Lady Vengeance -maravillosa, en todos los sentidos, Yeong-ae Lee – Wook Park apela de nuevo a la dualidad existente, o susceptible de existir, en todo ser humano. Su protagonista es dulce, bellísima, de un altruismo exacerbado; pero necesita matar para completar su plan supremo, una revancha imperativa y tal vez merecida. Queda en manos del espectador empatizar o no con este implacable ángel exterminador. Deberá debatirse entre la aprobación o el desprecio, aunque para lo que, seguro, no habrá lugar es para la indiferencia. Imposible permanecer impávido ante las descargas de nervio y exhuberancia de uno de los mejores embajadores del neo-cine asiático. Y es que con Wook-Park la venganza se sirve caliente. Muy caliente.