Doce años de carrera y cuatro discos contemplan a los barceloneses de Sol Lagarto. Una trayectoria impecable, contra viento y marea, cuyo último capítulo se acaba de escribir con el flamante “Días mejores…(?)”, donde Ernest Armengol, Ramón Montardit y compañía persisten en su querencia por el rock americano alta alcurnia, con Lynyrd Skynyrd, The Band y tantos otros tótems de la música gringa siempre presentes en su imaginario aunque sin renunciar a la propia identidad; demostrando que se puede componer en la lengua de Cervantes y sonar tan creíbles, tan auténticos como sus contemporáneos anglos. El mencionado Ramón, bajista de la banda, nos pone al día de lo que acontece en el universo ‘lagarto’.
Hay una gran diferencia entre escuchar el nombre del nuevo disco y verlo escrito en la portada. Me refiero, claro, a ese “(?)” que acompaña a “Días mejores”, porque ahí el mensaje en principio positivo se torna en incógnita… ¿No las tenéis todas con vosotros? ¿La incertidumbre tiene que ver con la carrera del grupo en sí o es algo más genérico?
La verdad es que no queríamos ser exageradamente optimistas. Los días mejores están por llegar. Creo que es positivo que así sea. No estamos en el mejor momento para la industria y la música en general, así que el seguir vivos a estas alturas es algo por lo que brindar.
¿Qué balance hacéis de vuestra trayectoria ahora que lanzáis vuestro quinto LP? Desde fuera se os ve (se os “oye”) como una banda totalmente asentada. Muy bien engrasados…
Llevamos doce años como banda. Es cierto que la mayoría de miembros han ido cambiando, pero desde hace unos cuatro años estamos con una banda estable con la que hemos conseguido crear un ambiente de trabajo ideal para seguir haciendo música y girando, que no es poco. Da un poco de vértigo mirar hacia atrás. La sensación es de haber hecho las cosas bien y en libertad. Hemos llegado a tocar en el Sant Jordi con Fito o en la Riviera con Whitesnake, y eso te aseguro que no me lo imaginaba cuando empezamos en esto.
Por lógica (aunque la lógica siempre puede fallar), esos “días mejores” implican haber dejado atrás “días peores”. ¿Cuál ha sido el peor trago para Sol Lagarto en todos estos años?
Ha habido bastantes. Pero el peor de todos fue en febrero de 2009, cuando nos habíamos pasado dos meses trabajando el nuevo disco en el local y nuestra discográfica anuló la grabación una semana antes de entrar al estudio. Fue un golpe duro. Habíamos puesto mucha energía en el proyecto y de repente nos quitaron el juguete. En fin, nos repusimos, y tomamos las riendas, asumiendo la producción y coste de la grabación. Y hasta ahora. El disco salió a la venta el 30 de marzo.
Ahora habéis llegado a ese punto en la vida en que cada uno tiene quizá planes diferentes, se encuentra en diferentes situaciones: con o sin hijos, con o sin pareja, aquí o allá… ¿Cómo se mantiene la unidad en un grupo? Porque está claro que a los 18 el consenso es total: carretera, fiesta y vuelta a empezar, pero después cambian las cosas…
La ilusión en el proyecto es brutal. Nos encanta tocar y nos flipa hacerlo en Sol Lagarto. Nos lo pasamos genial y esa es la verdadera razón de ser de un grupo: disfrutar de la música. Nos llena tanto que no podemos estar sin hacerlo. Hay partes del proyecto que son más duras de llevar, como la parte empresarial del mismo. Pero cuando estamos en el escenario se nos olvida todo. De todas formas, la mejor manera de sobrellevar el esfuerzo del proyecto es que la familia, hijos y amigos estén de alguna forma involucrados dentro del proyecto, que no sea algo fuera de su vida, ya que si fuera así no lo podrían vivir con nosotros.
¿Consideráis este vuestro disco más “maduro” o más reflexivo? Ya sé que esa palabra, “madurez”, escuece a muchos, pero es lo que transmite el álbum, incluso desde el artwork, tan otoñal…
Estoy absolutamente de acuerdo. Es nuestro disco más maduro. Cuatro discos nos han enseñado a hacer las cosas de forma diferente. Hemos ido dándole forma a nuestro sonido disco a disco, buscando nuestra personalidad y, sobre todo, hemos aprendido a expresar nuestro interior de una forma más directa. Las canciones y las letras creo que definitivamente suenan a Sol Lagarto. Y estamos muy orgullosos.
Porque no dejar de ser significativo que Sol Lagarto aparezcan bajo un cielo nublado… ¿Y ese mensaje embotellado de la contraportada? ¿Un mensaje en una botella es una petición de ayuda desesperada o una carta a nadie?
Seguramente ese ambiente otoñal es el reflejo del momento que estamos viviendo, tanto a nivel de grupo como social. No sabemos si van a llegar los días mejores, pero debemos intentar dar un mensaje de esfuerzo y perseverancia. Sólo así seguiremos haciendo canciones y dando vueltas por la península.
Por algún sitio también dejáis caer una cita/un verso de Neruda. Una banda de rock and roll citando a poetas no es lo más habitual, ¿o me estoy dejando llevar demasiado por los tópicos del mundillo?
Nunca fuimos una banda al uso. Siempre hemos estado en medio de nadie. Puede que sea malo. O puede que sea lo que nos diferencie. Siempre fuimos muy rockeros para los poppies, y demasiado pop para los rockeros. Las letras en castellano no gustan a muchos rockeros y por el contrario nuestra música rock no llega a la mayoría de gente por los canales habituales… Somos puntuales y no tiramos televisores por la ventana del hotel. No somos rockeros al uso. Menos mal que tenemos a Neruda de nuestra parte…
“Días mejores” no es vuestro primer disco con Warner, porque ya debutasteis con el sello publicando el directo “Prorrogado”, pero sí es vuestro primer disco en estudio grabado para ellos. A ver, desmontadme algunos de los mitos y leyendas que rodean a las compañías multinacionales, si es que se puede…
El primer mito debería ser que el 95% de los artistas no vamos en limusinas, ni nos alojamos en hoteles de cinco estrellas. De hecho, como ya decía antes, estamos en un momento difícil dentro de la música y esto va a llevar a que muchos artistas se tengan que volver a poner el mono de trabajo, ya que del disco ya no se vive y hay que tocar por cachés muchísimo más bajos que hace tres o cuatro años. Respecto a Sol Lagarto decir que Warner no ha costeado ninguna producción nuestra. Han actuado de distribuidora y fabricante. Todo lo demás, como giras, promo, carteles, etc, sale de nuestros conciertos y, en definitiva, de la gente que nos sigue y confía en nuestra música.
Ahora que a John Lennon lo utilizan para vender coches y que el Rock in Río se celebra en Madrid y en él reinan Rihanna o Miley Cyrus… ¿en quién podemos confiar? (Además de en Sol Lagarto y unos cuantos locos más).
Allá cada uno. Pero desde nuestra parcela recomendamos a los grupos que no confíen en exceso en súper discográficas mágicas fabricaestrellas ni en mánagers millonarios. De eso escasea. Así pues lo que toca es autofinanciarse y tocar, tocar y tocar. No queda otra. Es muy fuerte lo del Rock in Rio. Ni rock ni en Rio…
Ronnie James Dio nos dejó hace unos días, y viendo algunas entrevistas suyas recientes no podía sino pensar qué raro es encontrarse en el show-business a tipos con esa calidez, esa humildad. ¿Tan gordo es el chute de ego que se recibe ahí arriba en el escenario como para que muchos acaben creyéndoselo y perdiendo el contacto con la realidad?
Sí. Es alucinante. Es tan mágico que no puedes dejarlo. Pero por el contrario debes saber en cada momento donde y con quién estás.
Hablando de escenarios. Hace poco Dayna Kurtz comentaba, acerca de todo el tema de las descargas gratuitas y esa especie de asunción por parte de la gente según la cual ya no hay que pagar por la música, que, al contrario de lo que muchos piensan, el objetivo de girar es vender discos y no al revés. ¿Estás de acuerdo?
Pues sí. Hace tiempo que para los grupos que estamos en segunda división los discos han sido la excusa para salir de gira y poner al grupo de nuevo en los medios. Respecto a la piratería, creo que es imparable que la gente se descargue discos por internet, sobre todo si tenemos en cuenta que por una novedad pueden cobrarte hasta 22 euros. Pero también debo decir que si a la gente le ofreces un buen show, un buen precio y una buena sonrisa, seguro que compran el disco.
Ahora supongo que estaréis ansiosos por presentar Sol Lagarto allí donde os llamen. Pero, ¿no es una sensación agridulce el finalizar la grabación de un disco? ¿Hay depresión postparto?
Es un cúmulo de sensaciones. Por una parte, acabar un proyecto por el que llevas meses ensayando, preproduciendo, arreglando, haciendo letras, hace que respires por fin y te alegres…pero por otra parte, se crea un ambiente tan increíble al grabar, al mezclar, que cuesta volver a la normalidad. Echas de menos ir al estudio, ver a los productores, estar con el grupo mil horas al día…