250px-The-Pauls-2Por su frescura hace unos años eligieron una de sus canciones como banda sonora del anuncio de cierto utilitario alemán. Por su talento, se tienen ganado un sitio entre lo más granado del pop-rock nacional. The Pauls significan melodía, y estribillos que resuenan en tu cabeza mucho después de que la música haya acabado. A casi un año vista de la edición de su último trabajo, el soberbio “A flair for dancing”, ellos siguen llevando sus canciones a cuantos escenarios les reclamen y, por su puesto, ya andan madurando futuras incursiones discográficas. Carlos Oliver y Willie Planasnos ponen al día en esta entrevista de todo lo anterior y de algunas cuestiones más relacionadas con la, a veces ingrata, pero siempre seductora senda del rock and roll.

”A Flair For Dancing”… ¿De verdad sois tan buenos bailarines?

Willie- Yo realmente sí… el resto simplemente le pone entusiasmo. (Risas)

Carlos- El título en realidad sale de una estrofa de una canción de nuestro anterior disco, “Too hot for Spring”, y creo que refleja las vueltas que dimos hasta dar con el equilibrio a la hora de grabar, los millones de preguntas que nos surgieron alrededor de la cuestión de quién genera el tempo en un grupo. Al final cada uno baila con su propio don.

El primer single del vuestro último disco se llama “Bandages for broken ones”, ¿es autobiográfico? ¿Han recibido muchos palos The Pauls?

Willie- La verdad es que a veces somos un poco pupitas… pero ¿palos? Los que te dejes dar.

Carlos- Creo que el peor palo que te pueden dar es el de la indiferencia, los demás no computan.

Hace unos años Volkswagen usó uno de vuestros temas para una campaña publicitaria. ¿Cuáles son los pros y los contras de darse a conocer a través de un anuncio? ¿Os regalaron un Polo a cada uno al menos?

Willie- Los pros todos, los contras… que  ya no ponen el pinche anuncio. No nos dieron una mierda… ¿¿o se lo quedó todo Oliver??

Carlos- Creo que el pro principal es que tu canción se populariza de la noche a la mañana; el contra es que es un poco triste que te hagan caso por eso y no haya más espacios legítimos para la música en televisión. Y la verdad es que sí nos regalaron uno a cada uno, de distintos sabores.

Uno tiene la sensación de que, si The Pauls vinieran de Boston o de Melbourne, tendrían más caché en España. Y eso, ¿por qué será?

Willie- En eso estamos, en la tramitación de los papeles. En cualquier caso eso sería hacer trampas, pero como nosotros ya somos una sensación de por sí, no nos preocupa especialmente.

Carlos- Eso es por que lo que nos viene de fuera suele ser lo bueno, lo malo no llega a salir. En todas partes pasa que se maltrata lo nacional y se sobrevalora lo exterior, eso explicaría que estuviéramos sobrevalorados fuera, y sin embargo aquí… me acabo de perder, ¿cómo era? Eso… ¡queremos más cache!

Hace ya siete u ocho meses desde que “A Flair for Dancing” salió al mercado, ¿cómo se ha portado la criatura? ¿Se siente uno más orgulloso al cabo del tiempo o tal vez empieza a ver los fallos (si los hubiere)?

Willie- Bueno, es un disco que abre una etapa, una nueva forma de hacer las cosas.

Carlos– Es bonito verlo crecer en los directos. A veces dan ganas de volverlo a grabar cuando ves la evolución que sufren las canciones. Los fallos han sido una parte importante de esta grabación y es un debate importante dentro de la banda, de la factura de los fallos y de la imprevisión salen las mejores cosas.

Tenéis por ahí un disco que nunca llegasteis a editar. ¿Qué pasó?

Willie-  Es un as que tenemos guardado en la manga para una ocasión especial.

Carlos- Fue un momento difícil, nuestro segundo disco, “Last Sunday”, no tuvo la respuesta esperada y nos hacía falta un revulsivo. Nos fuimos a Nashville y pasamos un mes renovador grabando y conociendo gente. A la vuelta yo pensaba que había que seguir grabando, porque lo que teníamos no lo veía completo, y nos pusimos tan en serio que lo que salió fue un disco totalmente distinto e incompatible con el de Nashville, así que “Clean-cut and rude”, que así se llamaba el disco, se fue a un cajón y todavía sigue allí.

¿No duele un poco eso de grabar un disco entero, con todo lo que supone, para luego meterlo en un cajón?

Willie– Lo que dolería en todo caso sería no haberlo grabado. A veces las cosas salen así. Lo importante es no obligarse ni presionarse a nada.

Carlos- No duele, todavía pienso que hubiera sido peor sacarlo y que el trabajo que vino a continuación era imprescindible. Estaría bien sacarlo como curiosidad cuando cumplamos 10 años de carrera o algo así.

Sois buenos seguidores de Neil Young o Tom Petty. ¿Os parecen los dos ejemplos más evidentes de cómo conducir una carrera aunando honestidad brutal, que diría aquel, y una discografía a prueba de bombas?

Willie- Sin lugar a dudas, especialmente la de Neil Young es una carrera de las más coherentes, incorrectas y continuadas, y por tanto brillante y honesta.

Carlos- Sí, aunque hay más, creo que especialmente Neil Young es una inspiración constante en cuanto a dónde está la música y sobre todo dónde no está.

De todas formas, ¿no estará un poco sobrevalorado eso de la ‘actitud’ en el rock? Es decir, mientras la música sea buena… 

Willie- La actitud no es nada en sí misma. De hecho creo que es un término mal empleado. Lo que importa es hacer lo que te salga de la punta de la polla, ¡y ya verás cómo escuchan los cabrones!. (Risas) ¿Esto es actitud rockera? Sí, está sobrevalorada… lo que pasa es que no me parece tan complicado discernir cuando existe «pose» de por medio de cuando existe sencillamente «carácter».

Carlos- La actitud es un reflejo de lo que llevas dentro. Cuando no es así se le llama estilo o pose y no tiene que ver con la música. No me interesa.

Se hablan maravillas de los directos de The Pauls… ¿qué hay de especial en ellos?  

Willie- Hay una búsqueda de comunicación que va mejorando día a día y minuto a minuto.

Carlos- Lo especial es que no nos dedicamos a tocar simplemente las canciones en el escenario. Siempre buscamos entrar en trance con la canción y con nosotros mismos. Cuando ocurre, el público lo recoge y nos devuelve la energía. Al final acabamos tocando dos horas y después podríamos correr una maratón de la adrenalina que llevamos dentro.

¿Estáis ya pensando en el próximo disco? ¿Escucharemos alguna vez a The Pauls cantando en castellano?

Willie- El disco siguiente se empieza a concebir cuando el anterior sale del vientre, y así sucesivamente. Lo del castellano es una cuestión económica. Habría que modificar los estatutos de la banda, pero en cualquier caso todo se puede hablar.

Carlos- El nuevo disco está muy cerca y el día en que cantemos en castellano no será por dinero. Más bien por mucho dinero… vamos, que es improbable.