Delco-2009Recién salido del horno, su “Sophomore” es desde ya uno de nuestros discos favoritos de 2009. Los madrileños Delco demuestran una sensibilidad especial a la hora de urdir tremendas melodías sin renunciar a una cierta contundencia. Digamos indie-rock, digamos pop… no son necesarias las etiquetas cuando la música puede hablar por sí sola, y para eso, para dejar que hablen las guitarras, Delco estarán girando durante los próximos meses por todo el estado. Los tendréis en Toledo (9/oct.), Vitoria (16/oct.), Bilbao (17/oct.), Alicante (24/oct.), Zamora (20/nov.), San Sebastián (26/nov.) y Pamplona (27/nov.).

¿Lo de Delco viene por una pasión oculta por la mecánica, por la electricidad… o nada de lo anterior?
A diferencia de lo que nos pasa con los títulos, para los nombres de grupos nos gustan las palabras cortas. Delco salió de un modo un poco casual: sonaba bien, la podía pronunciar todo el mundo, la imaginería de motores es muy chula, etc. y decidimos quedárnoslo. Poco después buscamos la definición y daba pie a lo que pensamos que puede ser la creación: un impulso eléctrico (inspiración) que genera cierta mecánica (canción).

Vosotros mismos admitís que “Sophomore” suena más oscuro que vuestro debut. ¿Ha sido algo buscado? ¿Un estado de ánimo, quizá?
No sabemos si la palabra es oscuro, rotundo o simplemente burro. Teníamos claro que el disco lo queríamos hacer entre los tres –aunque se ha sumado al grupo en los últimos meses un segundo guitarrista, Coke Belda–, intentando explotar al máximos los limitados recursos de un trío en el que la guitarra no hace solos y las melodías son muy claras pero no necesariamente poperas. Durante esos meses de ensayos y preparación de canciones fuimos tendiendo hacia un sonido que creíamos que necesitaría luego de “embellecedores”. Cuando Santi García nos vio ensayar nos quitó de la cabeza esa idea y nos dijo que las canciones las iba a grabar como estaban, que los arreglos serían mínimos y nada evidentes. […] ¿Nuestro estado de ánimo? Todos hemos tenido motivos suficientes para estar de mala leche en los últimos dos años, pero casi los mismos que para ser muy felices, así que el balance queda equilibrado. A lo mejor el tono del disco tiene más que ver con que estamos aprendiendo a vivir y domar nuestro lado más cabrón, ese que uno quiere convencerse que no tiene.

Todas vuestras influencias están bien marcadas y definidas, y la yanqui-filia, al menos en lo musical, es evidente. ¿No teméis perder algo de personalidad por el camino?
Pensaba que la personalidad era individual, no colectiva. Esto no es un desfile olímpico en el que sales con la bandera de tu país o región; simplemente tocas lo que te apetece, y si lo que te apetece es rock de mayor o menor carácter yanqui, pues adelante… Entiendo que hagas la pregunta, pero nosotros hace algún tiempo que no vemos la música (o no toda) como expresión identitaria de una zona, sino de unas personas. Contextualizar a los artistas es interesante una vez que te sientes atraído por lo que hacen, pero como tarjeta de presentación es bastante aburrido, a veces parece que se hace para legitimarlos. ¿Cuántos grupos chungos hubo que tragarse de Sheffield simplemente porque Arctic Monkeys salieron de ahí? ¿Y la de mierdas que nos han vendido en los últimos meses con eso de que son amigos de Joe Crepúsculo o El Guincho?

Nombremos dos bandas al azar de entre las muchas que evoca la música de Delco: Flaming Lips y Wilco. ¿Qué diríais que os une y qué os separa de cada una de ellas?
Hombre, ninguna de las dos son azarosas, están entre nuestras favoritas y son de esas en las que todos coincidimos. Compararnos con ellos es simplemente una osadía, y aunque con este disco vamos sobrados de ego, no queremos caer mal tan pronto. Flaming Lips están mucho más locos que nosotros y suenan gigantescos, son como una gran carroza hecha de materiales de deshecho. Wayne Coyne canta como una rata, pero aún así consigue ponerte los pelos de punta. No le tienen miedo prácticamente a nada y son un grupo admirable… El único pero es que algunos de sus discos se quedan viejos rápido, sobre todo los primeros, en los que importaba más ser modernos a toda costa que simplemente hacer buenas canciones. El caso contrario son Wilco, que nos gustarán siempre, pero que parece que se han empeñado en ser puretas con sus últimos dos discos –que aún así nos flipan–. Como grupo de directo son el referente absoluto, nadie tiene un repertorio y una banda así, y eso lo reconocen incluso los que no son fans. A los dos grupos les hemos visito unas cuantas veces en concierto y tenemos todos sus discos, aunque no sabemos si habrá calado algo de su talento en nosotros.

Lo de “sophomore” suena a prueba de madurez. ¿Es así como habéis concebido el disco?
Pues la verdad es que sí. Esta vez nadie hizo de tutor con nosotros, nos encontramos/creamos problemas que teníamos que solucionar. A todos los niveles, desde con quién queríamos trabajar a cosas más prácticas que a veces resultan igualmente desestabilizadoras: intendencia y logística de viajes, locales, etc. Haber sacado este disco es un triunfo, hemos tenido los suficientes contratiempos como para valorar lo que tenemos y confiar de verdad en lo que ofrecemos. Ahora sí podemos decir con toda la convicción del mundo que somos buenos, que tenemos grandes canciones y que queremos tocar en todas partes.

Aunque más que ‘estudiantes de segundo año’, y no se ofendan ustedes, parecéis de esos que se hacen fuertes en el colegio mayor y no salen ni a tiros… ¿Eran estudiantes aplicados los chicos de Delco?
Éramos todos estudiantes dispersos, con muchos trabajos y aficiones mientras íbamos a la universidad. Tantas, que ninguno nos dedicamos a eso para lo que nos habíamos preparado. Nunca hemos estado en colegios mayores, pero nos dan un poco de miedo, somos de esa generación que aún los relaciona con terribles novatadas, el Opus Dei y talleres de teatro universitario: ¡terror!.

Servidor ha leído en alguna parte lo siguiente: “Delco hace esa música que siempre pega en un grupo español que canta en inglés”. ¿Alguna idea de a qué se refieren con eso de que “pega”?
Ni idea. Pero tranquilo, podemos decir por experiencia propia que uno no tiene siempre por qué saber qué quiere decir lo que está escribiendo. Un par de nosotros hemos escrito sobre música y hay un momento en el que llevas tantas tonterías leídas y escuchadas que es casi imposible no escribirlas tú también. Si revisáis nuestros textos seguro que encontráis mogollón de estupideces del tipo “pop soleado de atmósferas envolventes”.

Habéis tocado en el macrofestival South by Southwest que se celebra cada año en Austin. ¿Qué tal la experiencia? Entre tanto grupo y tanta gente, ¿se entera uno de algo?
Es la mejor experiencia que hemos tenido como grupo y aficionados a la música. Allí eres simplemente una hormiguita en una colonia gigante, pero logran que te sientas parte de todo el asunto con la profesionalidad y cariño con la que te tratan a ti a y tu música. Si has perdido la fe en el rock es el sitio al que ir para recobrarla. Es increíble la media de calidad de los grupos; puedes ver a alguno que no te mole, pero es imposible que puedas decir “esto es una mierda”. Todo el mundo sabe muy bien lo que hace allí, desde la organización hasta los músicos, pasando por el público, que es bastante entendido y a la vez apasionado. Conocen a los grupos, pero además lo viven a tope: igualito que cuando vas a un concierto en España y ves las primeras filas llenas de estatuas de sal, vamos. Y hay muchas cosas que te pasan inadvertidas, pero es que estás tan flipado que vives durante una semana en una nube.

Cuando se vuelve a España después de un evento así, ¿se piensa que nuestra escena es aún más precaria de lo que parecía?
Nuestra escena es más precaria pero no hace falta irse fuera para imaginárselo. Es triste, pero hay muchos grupos que existen por motivos que muy poco tienen que ver con lo musical, y eso al final se acaba reflejando en lo que hacen, que es por lo general mierda. Por si fuera poco, es precisamente a esos grupos que ven el tema de la música como un acceso a una alta sociedad indie a los que más bola se les da, y entre ellos se despachan los grandes carteles de los festivales, los patrocinios y esas cosas. Nos gustan un montón de grupos de aquí y algunos han conseguido sentar las bases para que las cosas les vayan bien, pero casi siempre haciendo las cosas por su cuenta. Calidad y talento hay, pero desgraciadamente los medios para trascender a este coto alternativo están en manos de gente que no tiene ni idea.

El Barça quiere revalidar el ‘triplete’ e incluso mejorarlo… ¿Qué les gustaría revalidar (o mejorar) a Delco?
Lo único que teníamos que revalidar era nuestra satisfacción con lo que consiguiéramos grabar, y ya está conseguido. Este disco es objetivamente mejor que el anterior, y es además un fiel reflejo de lo que podemos hacer ahora mismo sobre un escenario, no hay trucos ni efectismos. Ponerse metas es como de libro de autoayuda, es mucho más interesante ir hallando cosas por el camino.