Desde el corazón country de América, Nashville, el veinteañero Will Hoge lanza sus canciones de amores frustrados y corazones solitarios al mundo. Hoge se mueve con soltura de veterano entre los diferentes palos de la música gringa de más rancio abolengo, sin embargo «Draw the curtains» evidencia que su punto fuerte está en toda una serie de medios tiempos desarmantes para «correr las cortinas» y dejarse llevar por la nostalgia de la chica (o el chico) que se fue. «Dirty little war», «I’m sorry» now», «When I can afford to lose», todas ellas dan buena cuenta de que, tras su apariencia de crápula y esa barba crecida al arrullo de la resaca, Will esconde un océano de sensibilidad, y si no es así desde luego sabe cómo impostarlo. Pero también rockea el de Tennessee, y lo hace a imagen y semejanza de sus amados Georgia Satellites (Dan Baird, además, aparece como estrella invitada) o del Steve Earlemás eléctrico. Blues rock y sabor a salsa barbacoa en la descreída «Sex, lies and money», y un atisbo de optimismo en «Midnight parade» ponen algo de ritmo entre tanto canto al crepúsculo amoroso.
«Draw the curtains», el disco que el enfant terrible Ryan Adams aún no ha sido capaz de grabar. Hoge lo ha hecho a las primeras de cambio y sin un ejército de cobistas colgados de su espalda (o precisamente por eso mismo).