The-Stooges-The-WeirdnessThe Stooges , paradigma de banda maldita que en su día interesaron sólo a los más extremos del lugar pero que ha visto cómo en los últimos años proliferaban fanáticos y advenedizos que juraban haberles visto en directo y comprado sus discos cuandoIggy y los hermanos Asheton desconcertaban a propios y extraños con himnos tan inclasificables para los albores de los 70’s como«TV Eye» «Gimme danger» . El hecho de que estrellas de rock de toda clase y condición se hayan ocupado de reivindicar a la banda de Detroit desembocó en el inevitable retorno a los escenarios tras 30 años de ausencia. Así, completada la gira con bastante aceptación por parte del respetable -no tanto en lo tocante a la crítica- los Stooges se lanzan a lo imposible: crear una continuación para aquél «Raw Power» de 1973. Y fracasan, claro.«The Weirdness» es una colección no demasiado brillante de temas cortados por ese patrón que algunos definen como «high energy rock and roll». Paradójicamente, Iggy y compañía suenan ahora como todos esos grupos que dicen estar influenciados por el legado «stooge», con el (hiriente) añadido de que a duras penas lograrían destacar entre White Stripes Juliette and the Licks y demás, firmando temas tan poco inspirados y en ocasiones de temática tan pueril como «Free and Freaky» «The end of Christianity» . Ni un tipo como Iggy Pop necesita ya hacer torpes alegatos acerca de la rebeldía juvenil, ni el hecho de lanzar tontísimos exabruptos llamando a «el final de la Cristiandad» asusta a nadie a estas alturas de la película. Por otra parte la agresión y el caos reinante en las míticas obras del trío, aquél sonido que impelía a perder el control como si una droga dura hubiese penetrado en el circuito sanguíneo del oyente, se esfuma en «The weirdness» . La producción suena cruda, orgánica; pero en ningún momento logra que estos Stooges del siglo XXI transmitan la sensación de peligro de los días en que Iggy Pop caminaba sobre las masas. Desgraciadamente no se ha inventado aún la máquina del tiempo, y estos tres sesentones no pueden transformarse de la noche a la mañana en aquellos tres veinteañeros con poco que perder y mucha rabia que vomitar que grabaron discos de punk rock mucho antes de que tal etiqueta hubiera sido siquiera inventada.

Es la historia de un fracaso anunciado: discos de reunión fallidos, volumen «n». Nadie escapa del pasado así como así, y menos si el pasado proyecta una sombra tan gigante como la del grupo que gritaba «I wanna be your dog» a una sociedad perpleja ante semejante cúmulo de herejía y obscenidad. Iggy sigue siendo elfrontman más salvaje del planeta, pero esa cosa llamada química ya no funciona entre él y los Asheton , ni dentro ni fuera de los escenarios.