Seguridad-no-garantizada-2012-críticaCualquier excusa es buena para reflexionar sobre el inexorable paso del tiempo, o la añoranza de días felices que no volverán -¿quizá eran felices sólo porque había más años por delante?-, o los errores cometidos que nos persiguen allá donde vayamos. Y la excusa de Colin Trevorrow, que le sirve de debut en el largometraje, viene en forma de comedia agridulce con trasfondo sci-fi. Con personajes todos ellos trazados siguiendo los códigos de cualquier aplicado cineasta indie y regusto a “esto ya lo he probado antes, no sé dónde, no sé cuándo, pero sabe bien”. Su chica mona, que no se sabe mona, tremendamente atribulada, se gana el favor de todos los jóvenes atribulados –monos o feos, es indiferente-, el treintañero que empieza a darse cuenta de que el instituto terminó también se lleva un pedacito de empatía, y lo mismo sucede con el hindú gafotas –los hindúes son los nuevos hispanos en lo que a risas se refiere- o con el (presunto) desequilibrado que asegura haber construido una máquina del tiempo. Populares, marginados y raritos, todos salen contentos.

Visto lo visto, es evidente que Trevorrow ha engarzado bien las piezas de un mecanismo de relojería. No importa si este tipo de productos parecen ejercicios de estilo para los exámenes finales de la escuela de cine. Quizá Godard despachara Seguridad no garantizada con un cerapio después de vomitar un encendido discurso sobre el riesgo, sobre quemar las naves, sobre guardar la ropa. Pero a Trevorrow la opinión de Godard no debería quitarle el sueño. Cualquier otro profesor le daría un notable y esperaría que Colin se acordase de él cuando algún día agradezca su estatuilla dorada desde el atril del Kodak Theatre. Porque si algo pone de relieve Seguridad no garantizada es que su director es perfectamente apto para llevar a buen puerto cualquier proyecto que Hollywood le entregue. Sin ir más lejos, el reboot de Parque Jurásico previsto para 2015. Fiabilidad garantizada.

¿Habría sido de agradecer que Trevorrow profundizara en los motivos que incapacitan a los post-universitarios de hoy para acoplarse a la edad adulta? Desde luego. Pero eso será una película distinta. Al fin y al cabo si estos u otros humanos andan perdidos y desmotivados, en el alambre de la depresión, es porque no hacen caso a Elsa Punset.