Según el Génesis, Matusalén vivió novecientos sesenta y nueve años. Su padre y su nieto, Enoc y Noé, murieron algo más jóvenes, el patriarca llegó a los trescientos sesenta y cinco y el vástago aficionado a la ebanistería náutica apenas vivió para cumplir los novecientos cincuenta años. Adán, el padre de todos ellos y de todos nosotros, murió con novecientos treinta años. Algo debía de haber en el agua antes del diluvio universal que se perdió con él. O puede que alguien confundiera los ciclos solares con los lunares, en cuyo caso Matusalen vivió, en realidad, setenta y dos años. Y el resto…

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