LenaMalmborg_PressPic1 - copiaDel fútbol profesional a los escalafones más elegantes de la música europea sólo va un giro del destino, o de la rodilla, como el que destrozó los ligamentos de Lena Malmborg obligándola a colgar las botas prematuramente. Las canchas pierden, la música gana, porque Lena se entregó a su segunda pasión con esmero y eso la ha llevado a grabar un par de discos, “A new life, a new time, a new religion” y el reciente “Real love”, en los que desgrana a su manera el torbellino de influencias que le hierve por dentro. De la música negra al ambiente 50s, del cabaret al pop más sofisticado… y todo lo hace bien esta sueca con alma de trotamundos.

¿El título del nuevo disco habla de una situación personal o tal vez se refiere a que lo que el mundo necesita es más “amor verdadero”?

Cuando compuse las canciones y grabé el disco estaba embarazada, así que sentía como si los sentimientos salieran de mi cuerpo. Sentía mucho amor y gratitud en aquel momento. Dos de las canciones hablan de dos amigos míos, Janne y Kalle, que murieron demasiado pronto, por lo que quería honrar su memoria desde el título. Pero también hay una conexión con mi primer “amor verdadero”, el fútbol. Era bastante buena hasta que me lesioné la rodilla y tuve que encontrar un nuevo amor… y lo hice: la música. Sencillamente, siento mucho amor por muchas cosas.

¿Qué hacía una persona con semejante sensibilidad hacia la música o el arte dando patadas en un campo de fútbol?

Me siento viva cuando estoy en el campo. Me gusta correr, me encanta cuando estoy tan cansada que no puedo ni moverme y, sin embargo, meto el pase perfecto. Es como estar volando. Es un sentimiento hermoso.

¿Por qué esa hostilidad de ciertos intelectuales hacia deportes como el fútbol?

A lo mejor piensan: “correr detrás de un balón… ¿qué tiene eso de especial?”. Tal vez están celosos de lo que cobran tipos como Zlatan (Ibrahimović). La gente que me conoció cuando jugaba se quedan muy sorprendidos cuando les digo que hoy en día soy cantante y compositora. Por eso, cuando estaba pensando en alguna idea para la portada del disco, me pareció gracioso combinar esos dos mundos. En mi opinión, lo mejor de ambos mundos. Tal vez le dé un telefonazo a Zlatan (Risas).

El blues fue tu primera pasión. ¿Qué encontraba de fascinante una niña sueca de 9 años en todos esos hombres y mujeres negros cantándole a lado duro de la vida?

Pues también yo he pensado mucho sobre eso, y aún no he encontrado una respuesta. Tal vez tenga algo que ver con lo simples que eran las melodías y los acordes combinados con la tristeza y la fuerza de sus voces. Es puro, auténtico y mágico.

Hablando del lado duro de la vida, hay quien te ha comparado con Tom Waits. ¿Tú también percibes esa conexión?

Sí, a veces. Por ejemplo en “Sudden Rain”. O tal vez sea nuestra manera de cantar, que puede ser un poco cruda. ¡Pero él es mucho más ‘cool’ que yo! De todas formas, si la gente nos compara, me lo tomo como un cumplido enorme.

Ya que eres una gran conocedora de la música de los 50, ¿qué te parece este revival que se nos ha venido encima? ¿Te interesa gente como Amy Wnehouse?

Todo está hecho en la música. Los ciclos van y vienen, las modas vuelven. Aunque me gustan esos viejos sonidos y no me paro a pensar mucho sobre si algo es un ‘hype’ o no, si está o no de moda. Me gusta el alma que hay en esos sonidos antiguos y no voy a elegir sonar de una determinada manera sólo porque así pueda vender más discos.

Eres de Värnamo, una pequeña ciudad al sur de Suecia. Seguro que es un sitio tranquilo y pacífico, así que, ¿cómo llevas todo el ajetreo de las giras, los conciertos, etc.?

Ya no vivo allí. Soy un alma inquieta y necesito experimentar y vivir cosas nuevas. Por eso me mudé a Estocolmo. Pero si me hubiera quedado probablemente alguien habría acabado echándome a patadas, porque en Värnamo sólo hay un bar y se habrían cansado de verme por allí queriendo tocar mis canciones cada semana. (Risas).

El año pasado tocaste en Palestina. ¿Fue una especie de acto simbólico con respecto al conflicto con los israelíes o simplemente era un sitio exótico en el que tocar?

Mi principal objetivo en aquel tour era escuchar y aprender. Ver cómo le va a la gente y tratar de entender mejor el conflicto. El viaje lo organizaron en Centro Internacional de Belén y el Centro Sueco de Estudios Cristianos de Jerusalén. Tocamos en el festival Dandanat, un lugar para el intercambio artístico y cultural entre jóvenes de Palestina y Suecia. La idea era interactuar con las bandas locales en talleres de música para conocernos unos a otros, tanto como artistas como personalmente. Hablamos mucho sobre nuestras preocupaciones comunes o el reto que supone crecer en países tan diferentes como Suecia y Palestina.

La última cuestión es casi de estado: acabamos de pagar 45 millones de euros (más Samuel Eto’o) al Inter de Milán a cambio de tu paisano Ibrahimović. Por favor, ¡dinos que ha merecido la pena!

Lo merece. ¡Lo prometo! Es el mejor, así de claro. Ha recorrido un camino muy duro, así que está acostumbrado a luchar. Hace años jugábamos en el mismo equipo y siempre me dio la sensación de que era un poquito, sólo un poquito mejor que yo. (Risas).